Preludio
Nº1. Luciendo el mantón airoso
Diana y Cucú:
Buenas tardes.
Acislo:
(Qué dos hembras, santo Dios.)
Diana:
Anda, chica.
Cucú:
Tú primero.
Acislo:
(Son guapísimas las dos.)
Diana:
Pues venimos…
Cucú:
Pues venimos…
Acislo:
Sin temor pueden hablar.
Diana:
Pues venimos con objeto…
Cucú:
Con objetos que empeñar.
Acislo:
¿Y siendo tan bonitas
así se ven?
Diana:
Amor es un tirano.
Cucú:
Dices muy bien.
Acislo:
Vengan, pues, esos objetos
que desean pignorar.
Diana:
Dos mantones de Manila
de primera calidad.
(Cada una trae un mantón de Manila envuelto en un periódico.)
Cucú:
Fíjese que peso tiene.
(Por el suyo que deslía.)
Diana:
Este mío es superior. (ídem.)
Acislo:
No es posible así tasarlos.
Verlos puestos es mejor.
Diana y Cucú:
Si no hay otro remedio,
me lo pondré.
(Se ponen los mantones.)
Acislo:
Estaba por gritarles…
¡Alza y ole!
Diana y Cucú:
Luciendo el mantón airoso,
cuántos triunfos he logrado,
lo mismo yendo a la playa
que cantando en un tablado.
Porque, aparte la belleza,
que ya en sí tiene el mantón,
este cuerpo y esta cara
hay que ver con atención.
¿Le gustan, le gustan,
le gustan los mantoncitos?
Acislo:
Y los cuerpos que los lucen
que son mucho más bonitos.
Ellas:
¡Aparte, aparte!
Acislo:
¡Qué clase más superior!
Ellas:
Pues debajo hay otra tela
que es muchísimo mejor.
Adiós, mantoncito mío,
prenda de mis alegrías,
que como brazos amantes
a mi cuerpo te ceñías.
Tú que sabes con la pena
que a dejarte voy aquí,
pide a Dios, como yo pido
volver pronto junto a mí.
Nº2. Cuplet de la negrita Rosalía
Negrita:
Cuando al alba la negra Rosalía
en su casa barría y sacudía,
a su puerta llegaba un pastorcillo
a tocar a la negra el caramillo.
(Figura que Crick toca el caramillo con el plumero. Mímica de la negra.)
Y al escuchar el grato son,
era de ver su animación.
Crick y Crack:
Y su manera de barrer,
era también digna de ver.
(Figura que Crick vuelve a tocar el caramillo con el plumero y baila la negrita exageradamente, figurando, que barre al mismo tiempo.)
Negrita:
Por la tarde y estando en la cocina,
restregando los platos en la tina,
Antolín, sacristán de buen cogote,
iba a darla un concierto de fagote.
(Crack ha cogido la escoba y figura que con ella toce el fagot. Mímica de la Negra, como si estando en la faena de fregar, oyese la música.)
Y la neguita al escuchar
aquel concierto singular…
Crick y Crack:
No se podia contener
y su faena era de ver.
(Crack vuelve a tocar el fagote y baila la Negrita, figurando que al propio tiempo está fregando platos.)
Negrita:
Poco antes de la hora de retreta
iba a verla un muchacho que es corneta,
y entre tanto la cena ella servía
él soplaba más fuerte cada día.
(Crick figura tocar la corneta con los zorros. Mímica de la Negrita al oír la corneta.)
Y aquellas notas al oir,
era de verla a ella servir.
Crick y Crack:
Y hasta sus amos, sin querer,
no se podían contener.
(Los tres tocan y bailan al mismo tiempo. Crick, el caramillo con el plumero; Crack, el fagot con la escoba y la Negrita, la corneta con los zorros.)
Nº3. Suenen las sartenes
Minglanilla y familia:
¡Suenen las sartenes,
suenen las perolas
y las tapaderas
y las cacerolas!
Nº4. Mazurca
Acislo y Gregorio:
Muy buenas noches.
Diana y Cucú:
Muy buenas noches.
Acislo y Gregorio:
Se están vistiendo.
Diana y Cucú:
Pueden pasar.
Acislo y Gregorio:
(Si me atreviera…)
Diana y Cucú:
(Qué desahogados)
Acislo y Gregorio:
No se den prisa por terminar.
(Yo me decido)
Diana y Cucú:
(¿Qué es lo que intentan?
Periquín y Silverio:
(Los dos abuelos, a qué vendrán?)
Diana y Cucú:
(No nos han visto.)
Gregorio:
(Soy un Tenorio!)
Diana y Cucú:
¡Plancha, mi amigo!
Acislo y Gregorio:
¡Fenomenal!
Diana y Cucú:
Baje de la silla
que eso no está bien.
Acislo y Gregorio:
Esto es la impaciencia,
no lo dude usté.
Diana y Cucú:
Si desciende, al punto
le perdonaré.
Acislo y Gregorio:
Sea como quiere.
Diana y Cucú:
Yo lo haré también.
¡Ay!
Acislo y Gregorio:
¿Qué les sucede?
¿Se han hecho daño?
Cucú:
Eres un tunante.
Periquín:
¡Cállate, por Dios!
Silverio:
¡Mira que es … mi tío!
Diana:
¿Que es tu tío?
Periquín y Silverio:
Sí.
Diana y Cucú:
¡Ay qué gracia tiene!
Periquín y Silverio:
¡No me la hace a mí!
Acislo y Gregorio:
Permítame, hermosa cupletera,
que pase la frontera
que quise yo asaltar,
o asome usted su rostro soberano,
o bien su linda mano
concédame besar.
Diana y Cucú:
Espérese, amable comerciante,
que tengo en este instante
urgente ocupación;
de aquí saldré, cuando haya terminado
y espere usted sentado
que es buena posición.
Periquín y Silverio:
Perdóname, hermosa cupletera,
que un tío yo fingiera
de la alta sociedad,
yo te haré, juro que no es guasa
la reina de mi casa
si me amas con lealtad.
Diana y Cucú:
¡Déjame que salga!
Periquín y Silverio:
No, no has de salir.
Acislo y Gregorio:
Sale usted o paso.
Diana y Cucú:
¡Hay que transigir!
Periquín, Silverio, Acislo y Gregorio:
¡Déjame, déjame, nena;
déjame darte un besito,
que desahogar este fuego
es lo que yo necesito!
¡Déjame déjame, nena;
no la retires, por Dios;
y tú verás lo dichosos
que al fin seremos los dos!
Diana y Cucú:
¡Déjame, déjame, basta;
ya nada más te permito,
que eres tú fuego y yo cera
y junto a ti me derrito!
¡Déjeme, déjeme, basta;
suelte la mano por Dios!
(¡No sé, entre el joven y el viejo,
cuál es peor de los dos!)
Nº5. En mis tiempos
Acislo:
En mis tiempos la gente era calmosa
y el baile era otra cosa
distinta a la que hoy es.
Gregorio:
Era moda bailar en los salones
los cultos rigodones
y el fino vals vienes.
Acislo:
Pero hoy día que el mundo ha progresado,
al colmo se ha llegado
de la dislocación.
Gregorio:
Y hase puesto de moda un bailecito
que al baile de San Vito
lo deja en un rincón.
Los dos:
Parecen hoy moviéndose
en contra de la estética,
los hombres epilépticos,
las niñas neurasténicas.
No existen danzas típicas
aquí ni en otro lao,
por bailes estrambóticos
a todos nos ha dao.
Diana:
Como ahora, también antiguamente
gustábale a la gente
del mundo disfrutar.
Cucú:
Pero entonces es fama que se hacía
con más hipocresía,
bailando y sin bailar.
Diana:
La cachucha, lo mismo que el fandango,
peores son que el tango
según está probao.
Diana:
Y el can-can es también un bailecito
que deja tamañito
al chotis agarrao.
Las dos:
Hoy todo es rapidísimo,
y pobre del apático
que en la época del vértigo
se quede como estático.
Lo clásico y lo típico
no tienen ya interés.
¡El padre de lo exótico
el siglo nuestro es!
Periquín y Silverio:
¡Qué viejos más asmáticos,
qué niñas más histéricas,
qué danzas más ridiculas
nos traen de las Américas!
¡A impulsos de la cólera
también yo saltos doy,
y a causa de esa pérfida
haciendo el oso estoy!
Nº6. La perla negra del Oriente
Crack:
La perla negra de Oriente
le llaman a Rosalía.
Crick:
Una negra que aun siendo de noche
cuando abre los ojos parece de día.
Crack:
Muley el Sultán famoso
le tiene a la negra ley.
Crick:
Y a su harén se ha propuesto llevarla
¡mas ella no quiere que ia den Muley!
Crack:
(Dando golpes en el tamboril
Y está el Sultán, tan, tan,
tan azarao
y tan desesperao…
Crick:
Que al gran Santón, ton, ton,
(ídem.)
ha consultao
si está o no está chalao.
Negra:
Y al gran Santón
te ha contestao
¡es que la negra ya,
te ha entrao!
Crack y Crick:
¡Encógetel
¡Estírate!
¡Perfílate!
¡No dejes de bailar, linda criatura!
¡Agítatel
¡Cimbréate!
|ColúmpiateI
¡El verte así danzar es gloria pura!
Crick:
Un negro con muchas onzas
prendóse de una blanquita.
Crack:
Con dos ojos azules muy grandes
y una boca muy chiquirritita.
Crick:
Casáronse, y en un año
tal maña en gastar se dio,
Crack:
Que perdió con las onzas seis kilos,
y al cabo sin blanca también se quedó.
Crick:
Y hoy el ton tí ti, tin, tin,
dice acharao
y hasta desesperao…
Crack:
Soy un atún, tun, tun
recién pescao
y casi escabechao.
Negra:
¡El juego a hlancas se ha cerrao,
y al negro doble lo han ahorcado!
Crack y Crick:
¡Encógete!
¡Estírale!
¡Perfílate, etc., etc.!
Nº7 Con este velo
Velo blanco:
Con este velo la virgen cubre
cuando se casa su linda faz.
Velo negro:
Tras este velo la viuda triste
llora en silencio su soledad.
Las dos y el Coro:
Y así la vida vemos
según el velo es:
Si es negro, ¡qué tristezal
Si es blanco, ¡qué placerl
Diana:
Y aquí está el velo verde
siempre de actualidad,
y en un couplet que os cante
lo voy a demostrar.
Tiene un novio chofer Mari-Juana,
según ella de muy buena mano,
que en invierno a sus amos atiende,
pero libre se queda en verano.
Y cuando ella nota la velocidad,
a él, muy asustada, diciéndole va…
¡Con tiento, con tiento,
con tiento, José María,
que siempre que voy contigo
me expones a una avería!
¡Con tiento, con tiento,
con tiento, por caridad!
¡Por Dios no metas la cuarta…
la cuarta velocidad!
Una noche con otros amigos
en la Puerta de Hierro cenaron,
y según malas lenguas afirman
todos ellos allí se achisparon.
Mari -Juana y su novio, en el auto
a la Corte querían tornar,
pero estando los dos como estaban
al fin decidieron
allí pernoctar.
Y cuentan que era
cosa de reír
a ella, a medios pelos,
oírla decir…
¡Con tiento, con tiento,
con tiento, José María,
que siempre que voy contigo
me expones a una avería!
¡Con tiento, con tiento,
con tiento, por caridad!
¡Por Dios no metas la cuarta…
la cuarta velocidad!
Cucú:
Y tras de lo verde
nadie dudará
que es pasar al rojo
lo más natural.
Todas:
¡Reine la alegría,
todos a bailar!