Nº1. Anuncio del diluvio
Nº2. Llegada del metro
Nº3. Señor de Cabezón – Tango argentino y bambú guatemalteco
Tanguistas:
Señor de Cabezón
nos hace un gran honor.
Lepillo:
Os van a criticar
que va a ser lo peor.
Cabezón:
Pues se tienen que aguantar
porque soy muy cabezón.
Lepillo:
Cabezón.
Secretario:
Cabezón.
Jefe municipal:
Cabezón.
Lepillo, Secretario y Jefe:
El señor de Cabezón.
Tanguistas:
Cabezón.
Empleados municipales:
Cabezón.
Lepillo, Secretario y Jefe:
Cabezón.
Todos:
El señor de Cabezón.
Cabezón:
Queriendo demostrar
que soy un hombre fino
os voy a permitir
bailar tango argentino.
Todos:
Es este buen señor
de una frescura superior.
Tanguista 1:
Y ahora el Bambú guatemalteco
que está llamando la atención.
Cabezón:
Como lo bailan con salero
te has caído Cabezón.
Todos en escena:
Dame ya tu querer
guatemalteca mía
si es que puede ser.
Dámelo, dámelo
y verás qué bien
sabe el amor
el bambú, el bambú,
en las noches de luna
va siempre el
el nandú del bambú.
Caña esbelta
mi niña eres tú.
Guatemalteca,
si en mi tierra
se sabe a mar
no pidas nunca
que el cariño
pueda acabar,
que en Guatemala
no sabemos
olvidar.
Nº4. Número musical de seis monaguillos y un sacristán – One-step
Nº5. Las bañistas – Fox
Bañistas 1:
Una mujercita que se quiere bañar
por gozar amante la caricia del mar
por evitar murmuraciones
oculta todas sus tentaciones
al ir a entrar.
Luego de las olas se abandona al placer
unas veces bruscas y otras suaves
al mecer como una rosa
que entre espinas reposa
se hunde gozosa
sobre el mar.
Muchos caballeros en la playa ya se ven
que jamás se bañan, y eso ya no está bien,
van solamente de mirones
y hasta aprovechan las ocasiones
o se la creen.
Hay quien con gemelos se dispone a mirar
más a las bañistas que a los barcos al pasar
y es tontería
pero yo lo prohibiría
mirar la mar
por ver la mar.
Mar azul encantador
que recuerdas mi querer
con tu vaivén
del amor,
el placer
toda mujer te encuentra siempre seductor.
Bello mar seductor
que sin cesar
nos recuerdas
las dichas de amor,
y soñar.
Segundas tiples:
En tus espumas
quiero yo
mis encantos
ocultar
subir, bajar,
y volver a subir
y mi cuerpo
columpiar.
Bañistas 1:
Muchos ojos fijos
veo aqui.
¿Miran a las olas?
Para mí que sí.
Las olas, con sus caricias,
del hombre dicen la negra traición,
a veces nos dan delicias
y, a veces, roban el corazón.
Segundas tiples:
Las olas, con sus caricias,
del hombre dicen la negra traición,
a veces nos dan delicias
y, a veces, roban el corazón.
Nº6. Las radiotelegrafistas
Radiotelegrafista:
Como soy radiografista
para mí ya no hay distancia,
en New York, Pekín o Francia
veo un pollo que me gusta
en las calles de Londón
pongo el aparato
y, al muy poco rato,
tengo ya contestación.
Puedo conocerle,
puedo oírlo hablar.
El jefe:
Sólo les faltaba
el poder tocar.
Radiotelegrafista:
Yo radiotelefoneo
pero a veces ya me enoja
porque empiezo un coqueteo
y luego es con un piel roja,
otras veces, viendo escenas
escabrosas sin querer,
con lo allí vemos
es que nos ponemos
como no queráis saber.
La radiografista
tiene que sufrir.
El jefe:
Para casos de esos
yo os puedo servir.
(Suenan timbres)
Radiotelegrafista:
Por Dios central,
central por Dios,
mande más ondas
para el amor.
Central, central,
un pollo bien.
El jefe:
Y si os agrada
tomad el tren.
Radiotelegrafísta:
Central, central,
que espero aqui.
El jefe:
Si os corre prisa
venid a mí.
Nº7. El maestro Da Capo y espectadores
Da Capo:
Oiga usted señor, si es filarmónico,
pruébese la voz si no está afónico.
Ahora en moda está lo polifónico
y el venir al teatro a berrear
si es usted un barítono o tenor
ganará con el canto un potosí
y tendrá de las bellas el amor
vea usted cómo miran hacia mí.
Hay que procurar ser siempre acústico
y no hay que cantar con tono cústico.
Es muy conveniente ser fimústico
y atacar con limpieza y sin rozar.
Un tenor, si la voz quiere cuidar,
ha de ser casto y puro en el amor
que la voz, si es usted conquistador,
sin querer se le puede estropear.
¡Vamos allá!
(Hablado)
Lo primero es la escala.
¡Hay que ver el pisto que se dará el señor! (Por uno cualquiera) diciendo por ahí que ha cantado en la escala.
¡Preparados! Primero yo sólo, para que se fijen, vean cómo imposto.
(Esta escala se repite cuantas veces sea necesario y según suben los espectadores al cantarla después. Todo se deja al buen juicio del Director. Mientras los espectadores cantan la escala, Da Capo les dirá cosas por el estilo de estas):
-¡Caballero, usted es bajo, pero lo más bajo que se conoce!
-¡Uy qué voz de tenorino!
-No me engole, señora
-¡Apoye en el pecho, que usted tiene dónde apoyar!
-¡Pollo, pollo! ¡¡Ay por Dios pollo, que ha soltado un gallo!
-Caballero, cuando salga cómprese una ven, porque la que tiene es de percalina.
-¡Uy! ¡Cómo ha dado el la aquel joven!
-¡Qué bien dan todos el si! Si lo sé, les pido dinero.
-¡Caballero, que se le salta una vena!
-¡Uy qué voz de barítono!
-¡Jesús! ¡Qué extensa la tiene aquel caballero!
(Da Capo canta una escala)
Ahora ustedes.
Ahora el estribillo. A ver si lo aprenden ustedes oyéndomelo a mí. La letra es bilingüe, catalán y castellano y cantándolo se aprende solfeo.
La mimi dice así,
nunca el si si fa sol yo le di,
la fa mi
la fa mi
la familia es el fruto de
(Obscuro y aparece la letra escrita en un teloncito blanco)
la mi mi
dice así
nunca el si si fa sol
yo le di.
La fa mi
la familia es el fruto
de un si.
Nº8 Canción del pajarito del Retiro
Pajarito:
En el Retiro en un árbol frondoso
entre ramas colgamos los nidos
y cantamos mirando envidiosos
las bellas mujeres, los cuadros floridos
y, a menudo, cantamos
a coro encantados
de nuestra fortuna.
Por el día nos da el sol el oro,
y rayos de plata la noche la luna.
Pajarito de las frondas del Retiro
al oírte nos pareces un suspiro,
pero a veces tu cantar
solo el amor podrá expresar.
Pajaritos:
Pajarito trina
con tu voz divina
de esta tierra del dolor,
tú has de ser el trovador.
¡Ah!
Pajarito de las frondas del Retiro
al oírte nos pareces un suspiro,
pero a veces tu cantar
solo el amor podrá expresar.
Nº10. Las regiones de España – Jota
Maña:
Yo buscaba un hombre, un hombre
Yo buscaba un hombre, un hombre
que da la cara y no engaña
el hombre ya le tenemos
a ver si nos salva a España,
el hombre ya le tenemos
a ver si nos salva a España,
si hace falta maña,
pa eso estoy aquí.
¡España patria querida
oye a tu maña,
que te ofrece mi corazón!
Todos:
A la jota de los cabezones
que no atienden recomendaciones,
a la jota del buen español
que quiere ver
a España limpia como el sol.
Qué alegría da saber,
qué alegría da saber,
qué alegría tan extraña
que un valiente se ha jugao
la cabeza por España,
que un valiente se ha jugao
la cabeza por España.
No te achiques maña,
vamos toos tras él.
Patria mía
por ti yo la vida daré,
que para eso nací
y si no para qué.
No me falta valor,
y podría dudar,
va de estado mayor,
la que está en el Pilar.
Y no hay más querer
y a la patria servir
y cumplir el deber
que nos quieran tener
fe y honor.
España ha de ser
aún más grande y mejor.
Número final
Madrileñas:
Toda España está tras de mí,
porque, sépanlo, soy Madrí,
y toas las regiones hoy son
los pedazos de mi corazón.
Cabezón:
Y por verle honrao
ya se han figurao
que es que usté
sabrá gobernar,
y que pué mandar,
claro está,
que si a estas
y a Madrí.
Sevillanas:
De la tierra sevillana
yo te vengo a ofrecer querer
de las hembras cañí,
que la tierra sevillana
hoy está toa por ti.
Gallego:
De Galicia encantadora
tierra que atesora
la cordura de la ilusión.
De Galicia encantadora
te vengo a ofrecer
el noble corazón.
Valencianas:
En Valencia
se dan mil flores,
todas vienen
para Madrid.
Pues Valencia
de sus amores
la flor de azahar
te ofrece siempre a ti.
Vascongadas:
Las vascongadas hoy
por su honor te juran lealdad.
Firmes se agrupan enderredor
de tu felicidad.
El árbol de Gernika
fruto dará de amor.
Santanderino:
Santander, Santander,
no te olvida
y si un día viera
que su vida salva tu vida
la vida te diera.
¡Santander!
Baturra:
Zaragoza quiere a España
y en la vida cambiarla verás.
¡Como el Ebro son las mañas!
¡Ah! que nunca se vuelven patrás.
Todos:
Para defender todas con honor
nuestra patria
aquí nos unió el deber,
nos unió el amor.
Zaragoza quiere a España
y en la vida cambiarla verás.
¡Como el Ebro son las mañas!
¡Ah! que nunca se vuelven patrás.