Las de los ojos en blanco partituras


Foxtrot «Los ojos en blanco» (Nº2)

Enfermas:
Por Dios, doctor,
por un favor,
a ver si abrevia el tratamiento,
por mi impaciencia natural
de ser mujer escultural.

Boni:
El procedimiento
que usa el doctor Blanco,
como es un portento
se lo he de aplicar.

Leonor:
Yo sus casos clínicos
voy a referir.

Boni:
Y yo ante su ciencia
me he de descubrir.

Leonor:
Dos pollitas casaderas
y la dos bastante chatas,
no encontraban un marido
y ya estaban turulatas.

Boni:
Pero Blanco en un instante
consiguió hacerlas felices,
al dejar a las dos chatas
con un palmo de narices.

Leonor y Boni:
Los ojos en Blanco
tenéis que poner,
pues una vez puestos
los ojos en Blanco
ya no hay más que hacer.

Leonor:
Viene aquí a arreglarse el pecho
una dama de Sevilla
que nos hace reír mucho
con sus chistes y caídas.

Boni:
Pues a mí, precisamente
me decía su marido:
Por tener esas caídas
es por lo que la he traído.

Todos:
Los ojos en Blanco
tenéis que poner,
etc., etc.


El poder de la mujer (Nº8)

NÚMERO SEIS
PROFESORA
Antes era la mujer
muñequita de biscuit,
y hoy tendrá que ser,
si es su afán vencer,
fuerte y ágil, porque así
seduce al hombre su poder.

TODAS
Antes era mujer
muñequita de biscuit,
y hoy se da al sport,
porque vence así
en las lides del amor.

PROFESORA
La mujer
que quiera probar
su poder
para enamorar,
al besar
y abrazar
debe al hombre dominar,
sin ceder,
sin caer,
sin dejarse esclavizar.

TODAS
La mujer
para enamorar
al besar
y abrazar
debe al hombre dominar,
sin ceder
y sin dejarse esclavizar.


Horchatera valenciana (Nº8)


Horchatera 1:
Sobre una alfombra de flor
que cubre la feria entera,
entre miradas de amor,
cruza la alegre horchatera.
Y hay quien me suele gritar:
¡aunque de sed yo me muero
tu horchata ya no la quiero!…
¡Prefiero primero mirarte pasar!

Tiples:
¡Oiga, señor,
si le sofoca el calor,
acérquese sin temor
a refrescar!…
Le ha de gustar
la horchata que yo sé hacer,
pues sabe a flores de azahar
y a besos de mujer.

Vicetiples:
Sobre una alfombra de flor
que cubre la feria entera,
entre miradas de amor,
cruza la alegre horchatera.

Todas:
Y hay quien me suele gritar:
¡aunque de sed yo me muero
tu horchata ya no la quiero!…
¡Prefiero primero mirarte pasar!

Horchatera 1:
Horchatera valenciana
de ojos de noche serena
con tu boca color grana
¡ay, morena
das la pena
sin querer!…

Todas:
Horchatera valenciana
tú embrujaste la bebida;
que al principio da la vida
y en seguida
da más gana de beber.
Y todos me suplican:
«No me hagas más penar,
que un día tu garrafa
te tengo que robar.»
¡Yo me defiendo
pero acabo por dejarles
su sed calmar!…
Y al beber aún suelen todos suspirar.
Horchatera valenciana
de ojos de noche serena
etc., etc.

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El baile del Real (Nº9)


Vedette:
Es noche de Carnaval,
de antifaz de terciopelo
que os oculta el bien y el mal,
y os puede brindar igual
un amor, un desconsuelo,
o una aventura banal.
Que la máscara que os besa,
lo mismo pudiera ser
una elegante duquesa
que una modista traviesa
o vuestra propia mujer.
Mas si os tienta la aventura
porque una mujer os mira,
y, tras de la negra hondura
del lindo antifaz suspira,
¡dejad paso a la locura!,
seguidla sin vacilar…
Incitante y tentadora
va a ofreceros una hora
del placer que hace olvidar,
y hace reír…, ¡y llorar
después, cuando se le añora!
Y si su amor os confiesa,
y no la encontrasteis mal,
da igual que sea marquesa
o modistilla o duquesa
o casadita formal.
Lo que importa es cómo besa
su ardiente boca de fresa,
que, en noche de Carnaval,
entre amorosa y traviesa,
cumplió su dulce promesa
después del Baile del Real.

Máscaras (Ellos):
Mascarita
que es tan bonita,
no necesita
cubrir su fa
con el antifaz.

Máscaras (Ellas):
No lo crea,
pues soy tan fea,
que así que vea
mi faz como es
sale usted por pies…

Ellos:
Aunque así sea usted,
la querré…

Ellas:
¡Qué cosas va a decirme
cuando al descubrirme
se convenza usted!

Máscara (Él):
Bailando la mazurca vi
que tiene un cuerpo escultural;
la mano perfumada,
la piel satinada…

Máscara (Ella):
Bailando la mazurca vi
que lo hace usted bastante mal,
y aprieta usted por nada
mi mano enguantada.

Los dos:
En el bufett con el calor
se suelen todas descubrir,
por los vapores del licor
y por lo que hay que oír…

Ellas:
Míralos
se van los dos
al ambigú…

Ellos:
Pues debías lo mismo hacer tú.

Ella:
Probaré
y el antifaz me quitaré.
Si soy fea resígnese usted.

Él:
¡Dios te bendiga,
cara de cielo,
de ojos como terciopelo!…
¡Gloria del mundo,
cara de rosa,
que no hay otra más preciosa!

Ellas:
No creo lo que dice
pues miente usted por dos,
conque vaya con Dios…

Ellos:
¡Dios te bendiga,
cara de cielo,
de ojos como terciopelo!…
¡Gloria del mundo,
cara de rosa,
que no hay otra más preciosa!

Ellas:
¿Por qué me llamas
cara de cielo,
de ojos como terciopelo,
gloria del mundo,
cara de rosa,
si aún hay otras más preciosas?

Él:
Y cuando usted lo quiera,
fuera un landó la espera…

Ella:
¡Por los coches siento horror, caballero!
Y es que no quiero
que hable luego su cochero.

Cancanistas:
Ritmo de can-cán,
lleno de triunfo y de placer;
burbujas de champán
con risas de mujer
que sin querer
os mentirán
loca pasión.

Máscaras:
Dulce tentación
con el can-cán podéis sentir…
¡Se olvidan las traiciones
al nacer, entre ilusiones,
en los corazones
la alegría de vivir!

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