Luna de miel en El Cairo partituras

Foxtrot de Eduardo «Ven que te espero en El Cairo» (Nº1)

Eduardo:
Su voz apenas cantaba,
velada por la emoción,
pues más que de la garganta
salía del corazón.
Canción que no dice nada
pero expresa una ansiedad
de mujer enamorada
que ya no puede callar.
Su voz misteriosa
llegó al alma mía,
y, dulce y mimosa,
temblando decía:
Ven, que te espero en El Cairo,
junto a la orilla del Nilo…
La noche africana,
sensual y pagana,
será testigo mudo de nuestro amor.
Ven, que te espero en El Cairo,
para que pruebes en mi boca,
suspirando con amor,
de mis besos el sabor.
(Salen las Vicetiples.)

Todas:
¿Y quién supones que es ella?

Eduardo:
Jamás lo pude saber.

Myrna:
¡A ver si está entre nosotras
la voz de aquella mujer!…

Todas:
¿No sabes si es guapa o fea
la que amores te cantó?

Eduardo:
Aunque no le vi la cara,
el alma, sí me enseñó.

Suzy:
Quizá tengas cerca
la voz que has oído.

Myrna:
La voz que no puedes
dar nunca al olvido.

Todas:
Vive enamorado
de un ideal
que realizado
nunca ha de ver,
pues es igual
que en las estrellas un amor poner.

Vedette:
(A través de los amplificadores.)
La noche africana,
sensual y pagana,
será testigo mudo de nuestro amor.

Eduardo:
Ven, que te espero en El Cairo,
para, que pruebes en mi boca,
suspirando con amor,
de mis besos el sabor
de un ideal.

Todas:
Vive enamorado
que realizado
nunca ha de ver.
¡Es como un sueño de amor engañador!
¡Vive enamorado de un ideal, que es lo peor!

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Swing «Llévame a una boite que esté de moda» (Nº2)

Myrna:
Llévame a un “boîte” que esté de moda.
donde vaya sólo gente fina.
Llévame, riquín,
a bailar: el “swing”,
que me vuelve loca la orquestina.

Rufi:
Si te vuelve loca, loca, loca,
me figuro yo que es porque toca,
porque toca con
con afinación,
desde el contrabajo al saxofón.

Myrna:
Anda ya, mi vida,
vamos en seguida.
no lo pienses más.
¡Taparató-paratá!,
y verás, chiquillo,
qué hormiguillo
sentirás
oyendo el jazz…

Rufi:
¡Taparatá,
taparató-taparaparaparato!

Todos:
Llévala a una “boite”, que esté de moda…

Rufi:
¡Taparatáparató!

Todos:
…donde vaya sólo gente fina…

Rufi:
¡Taparatáparatá!

Todos:
¡Llévala, riquín,
a bailar el “swing”,
que le vuelve loca la orquestina!

Myrna:
Si me vuelve loca, loca, loca,
es porque hay que ver lo bien que toca.

Rufi:
Hay que darle al “swing”
más agitación.
¡¡Tiene que sudar hasta el trombón!!
(Orquestina en caricatura.)

Eduardo:
(Interrumpiendo.)
¡Un momento, por favor!…
¡Que se me ha ocurrido un motivo nuevo!…
(Figurando que compone al piano.)
Jazz-band, que con tu ritmo,
lleno de algarabía,
jazz-band, burlón y loco cantas
el amor de un día…

Todas:
Jazz-band que nos encantas,
jazz-band, con tu alegría…

Eduardo:
¡¡Jazz-band,
y siempre inquieto y reidor
te burlas del dolor!!

Todos:
Jazz-band que con tu ritmo
lleno de algarabía,
jazz-band, burlón y loco,
cantas el amor…

Primera voz:
¡Jazz-band que con tu ritmo,
lleno de algarabía
trae tu canción
melodías que despiertan mi ilusión!

Segunda voz:
Tarapatárapatataparatapa
tarapatárapatataparatapa.
TODOS “¡¡¡Swing!!!”

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Dúo de Martha y Eduardo «Ven compositor» (Nº3)

Martha:
Ven, compositor;
quiero inspirarte un dúo de amor.

Eduardo:
No me inspiraré,
porque hoy el dúo está “demodé”.
¡Ya no es como antes!…

Martha:
Eso es un error;
nunca de moda se pasará.

Eduardo:
¡Qué ingenuidad!

Martha:
Son dulces instantes
en que cantan dos amantes
su felicidad.

Eduardo:
El amor en el siglo presente
ya nadie lo siente
con tanto calor.

Martha:
El amor es en todos los siglos
divina locura,
encanto y dulzura.

Eduardo:
Hay quien asegura
que trae el dolor.

Martha:
¿El dolor?

Eduardo:
¡Sí, señor!

Martha:
¡Ven aquí, por favor!

Eduardo:
¡Déjame!

Martha:
¿Y por qué?

Eduardo:
Por el bien de los dos.

Martha:
¡Dos amantes!… ¡Dos que van en pos
de un querer que enloquece a los dos!…
Hay en su placer o en su dolor
un motivo de dúo de amor…

Eduardo:
Moriré de desconsuelo, si
tus miradas no son para mí.

Martha:
Cuando te vi
me enamoré.

Eduardo:
¡Y yo sentí
un no sé qué
cuando te vi!

Martha:
¿Es que ninguna te enamoró?

Eduardo:
Antes de verte, juro que no.

Martha:
¿Nunca tu querer
cantando has dicho a una mujer?

Eduardo:
¡Nunca jamás!

Martha:
Por eso no sabes cómo suenan las palabras
al compás de un vals.
(En tiempo de vals lento.)
¡Dos amantes!… Dos que van en pos…

Eduardo:
(Terminando la frase.)
…de un querer que enloquece a los dos…

Martha:
Hay en su placer o en su dolor…

Eduardo:
(Como antes.)
…un motivo de dúo de amor.

Martha:
El vals al suspirar los violines
palabras amorosas dice al corazón.
Y a su son
te digo ahora que
cuando te vi
me enamoré.

Eduardo:
Yo sentí
un no sé qué
cuando te vi.

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Amores primeros (Nº4)


Oficial primero:
Está llorando…

Oficial segundo:
¡Y es una nena!…

Oficial tercero:
No la conozco.

Oficial:
Tampoco yo.

Los ocho:
(Rodeando a Martha.)
Y es tan bonita
que causa pena
ver en sus ojos
huellas de dolor.

Martha:
¡Dejadme sola,
que me siento triste
sin saber por qué!

Oficiales:
Tu pena, nena
dime en qué consiste
y te consolaré.

Martha:
¡Y cómo he de decirlo
si yo no lo sé!

Oficiales:
¡Hermosa niña!…
¿Quién será, tu dueño,
quién tendrá, tu amor?..

Martha:
Mi amor es sólo
como un bello sueño
lleno de candor,
y en lo más hondo de mi pecho
siento su calor.
Guardaré mi amor para el hombre que soñé.

Oficiales:
Y yo, después de verte, sólo contigo soñaré.

Martha:
Esas son palabras que no me creo yo.

Oficiales:
Sé que, aunque te las creas, vas a decir que no.

Martha:
Yo suspiro por un hombre
que me quiera eternamente
y en el fondo de mis ojos
él se mire solamente.

Oficiales:
Eso tendrás en mí;
nunca te ha de faltar.

Martha:
Es que yo no me fío
de los amores de un militar.

Oficiales:
Quiera Dios que un día consigas ese afán.

Martha:
Hay sueños imposibles que nunca se realizarán.

Oficiales:
¿Y por qué te muestras a su cariño fiel?

Martha:
Porque mi amor primero lo guardo para él.
¡Amores primeros!…
Despiertan en nuestras almas
un sentimiento que no se olvida…
¡Amores primeros!…
Y dejan una dulzura
que ya nos dura
siempre en la vida.
Amores sentí
tan sólo por ti.
¡Amores primeros
que son los verdaderos,
porque en ellos de ilusión
se abrasa entero el corazón!…

Todos:
¡Amores primeros!…
Despiertan en nuestras almas
un sentimiento que no se olvida.
¡Amores primeros!…

Martha:
Y dejan una dulzura
que ya nos dura
siempre en la vida.

Oficiales:
La flor de tu amor
me tienes que dar.

Marta:
Ya os dije que no me fío
de los amores de un militar.

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Salida del Mudir «Delicada es la misión» (Nº5)

Mudir:
Delicada es la misión
que me trae a esta mansión.
Yo suplico mil perdones
a señoras y varones.

Todos:
Al freír será el reír,
pues con el genio del Mudir
vamos todos a prisión
sin consideración.

Maitre:
Señor… Sed bien venido.

Todos:
Señor…

Mudir:
Gracias, tanto honor…
A mí no darme coba, que es peor.

Todos:
Mudir, Mudir querido…

Martha:
Señor…
TODOS Señor, gran señor…

Mudir:
Silencio, por favor.

Martha:
Por amores fingí.

Mudir:
¿Sí?

Basilisa:
Y fingiendo no pecó.

Mudir:
¿No?

Moncho y Florido:
Por amor mentimos todos, todos, todos.

Mudir:
¡Todos, todos menos yo!

Martha:
Quiéreme con frenesí.

Mudir:
Sí.

Basilisa:
¡Cómo te idolatro yo!

Mudir:
¡¡No!!

Moncho y Florido:
Todo eso es mentira, tira, tira, tira.

Mudir:
(Dirigiéndose a las Doncellas y a su Guardia.)
¡¡Media vuelta o esto se acabó!!…
(Se vuelven todos de espaldas.)

Martha:
En amor se miente,
y aun queriendo ciegamente,
no hay un hombre que nos diga la verdad:
frases cariñosas,
palabritas mentirosas,
y con ellas nos engañan sin piedad.

Todos:
¡¡Nadie dice nunca la verdad!!

Mudir:
Yo en amores no mentí.

Doncellas:
¡¡Sí!!

Mudir:
¡¡La verdad en mí brilló!!

Todos:
¡¡No!!

Martha:
Como son los hombres unos embusteros,
a mi novio así
le digo yo:
Embustero, ya sé que tus frases
son bellas promesas que no cumplirás.
Si al oírlas me siento dichosa,
¿qué importa, el dolor?
Acércate a mí
y engáñame más.

Todos:
Embustero, ya sé que tus frases
son bellas promesas que no cumplirás…

Martha:
Si al oírlas me siento dichosa.
¿qué importa el dolor?…
¡Embustero, engáñame más!

(Mientras canta Martha la última frase, han hecho mutis
por distintos lados Camareras y Guardianes del Mudir.
Este canta, dirigiéndose a Basilisa, Moncho y Florido.)

Mudir:
¡Lárguense, pero que ya!

Los tres:
¡Ah!

Mudir:
Que he de hablarle a solas yo.

Los tres:
¡Oh!

Mudir:
¡Me hace falta tino,
tino, tino, tino,
porque es delicada la misión
que me ha traído a esta mansión!

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Vals «En la noche azul» (Nº6)


Eduardo:
En la noche azul
crea la ilusión
horas de inquietud
en el corazón.

Martha:
Horas de inquietud
que perfumarán
con aquel recuerdo toda nuestra vida.
¡Horas de inquietud
que son canción
de juventud! ¡Ah!

(Van saliendo las Tiples, vestidas unas de novia, en
blanco, y otras de novio, de frac.)

Ellas nos evocan
la más bella noche de pasión…

Eduardo:
Un sueño es el amor…
Por eso quiero yo soñar,
que es en el mundo lo mejor
soñar y nunca despertar.

Martha:
Quisiera que tu amor
no fuera un sueño nada más
de dichas mil prometedor
que no se ven cumplir jamás.
Yo quiero que tu amor
mi vida llene de felicidad;
y si es tan sólo un sueño tentador,
igual que el humo se te va a esfumar
al despertar.

Tiples:
Quisiera que tu amor
no fuera un sueño nada más
de dichas mil prometedor
que no se ven cumplir jamás.

Martha:
El alma entera yo te daré
y en tu cariño mi fe pondré,
que siempre tuya y sólo tuya quiero ser.

(Aparece una decoración brillantísima, en la que están
colocadas las Segundas Vedettes y todas las Vicetiples,
mitad de novias y mitad de novios.)

Todas:
Horas de inquietud
que en mi corazón
dejan el recuerdo
de la noche azul
de la ilusión.

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«Una princesita de alma soñadora» (Nº7)

Martha:
Una princesita de alma soñadora.
Por el mundo se lanzó,
y hoy, desengañada, calla, sufre y llora.
ella que jamás lloró,
porque…

Eduardo:
la pobre princesita en su afán primero
hasta a un trono renunció,
por buscar tan sólo un amor sincero,
y al final no lo encontró.

Martha:
(Cantándole a Eduardo.)
Tú,
que al mirarme me hiciste temblar;
tú,
que temblabas porque te miré,
dímelo tú,
dímelo tú,
si es que no existe el amor que soñé.
Tú,
que robaste a mis ojos la luz;
tú,
que en mis labios probaste la flor,
dímelo tú,
dímelo tú,
si es que no existe el amor.

(Fuerte en la orquesta. Aparece Myrna, seguida de varias
Invitadas –segundas tiples–.)

Myrna:
Una princesita llena de ilusiones
por el mundo se lanzó,
y al pasar; dejando risas y canciones,
a los hombres cautivó.

Todos:
¡Una princesita,
frívola y bonita,
que no teme al qué dirán!

Myrna:
Yo soñaba un día,
ser, con mi alegría,
la princesa del “jazz-band”.

Martha:
Tú,
que robaste a mis ojos la luz;
tú,
que en mis labios probaste la flor,
dímelo tú,
dímelo tú,
si es que no existe el amor.

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Marchina «Tomar la vida en serio» (Nº8)

Myrna:
No te enfades ni por nadie ni por nada.

Rufi:
Porque es un primo
el que se enfada…

Myrna:
Hoy se tiene que tomar la vida en broma.

Rufi:
¡Y ya va listo
quien no la toma!

Eduardo:
¿Pretendéis que no lo tome en tan en serio
cuando veo que a burlarse van de mí?

Myrna:
Tomar la vida en serio
es una tontería.
Hay que gozarla
y hay que reír!

Rufi:
¡¡Ja, jay!!

Myrna:
Tomar la vida en serio
es una tontería,
pues de un berrinche
puedes morir.

Eduardo:
Si bien se va a mirar,
tenéis razón.

Los dos:
¡No hay discusión!

Eduardo:
¿Por qué me he de llevar
un sofocón?

Rufi:
Hoy día es una ganga,
pues te ahorras el carbón
de la calefacción.
Tomar la vida en serio
es una tontería.
¡Hay que gozarla
y hay que reír!

Myrna y Eduardo:
¡Plin!…
¡A mí, plin plin plin!
¡A mí, plin plin plin!…

Myrna:
Tomar la vida en serio
es una tontería,
pues de un berrinche
puedes morir.

Eduardo y Rufi:
¡Plin!
¡A mí, plin plin plin!
¡A mí, plin plin plin!…

Myrna:
Si te engaña la mujer en quien más crees,

Rufi:
Tú no te enfades
ni te mosquees.

Myrna:
La venganza es hoy la cosa más sencilla.

Rufi:
La das de baja
en la cartilla.

Eduardo:
Esas cosas se aconsejan fácilmente,
y en la práctica no tienen solución…

Myrna:
Tomar la vida en serio
es una tontería.
¡Hay que gozarla
y hay que reír!

Rufi:
¡¡Ja, jay!!

Myrna:
Tomar la vida en serio
es una tontería,
pues de un berrinche
puedes morir.

Eduardo:
Es vana la mujer
que hace traición.

Los dos:
¡No hay discusión!

Eduardo:
No puede puro ser
su corazón.

Rufi:
Si es puro y de la vana
te cortan el cupón,
no tienes salvación.
Tomar la vida en serio
es una tontería.
Hay que gozarla
y hay que reír.

Myrna y Eduardo:
¡Plin!…
¡A mí, plin plin plin!
¡A mí, plin plin plin!…

Myrna:
Tomar la vida en serio
es una tontería,
pues de un berrinche
puedes morir.

Eduardo y Rufi:
¡Plin!…
¡A mí, plin plin plin!
¡A mí, plin plin plin!…

Myrna:
No te importe que te digan que malgastas.

Rufi:
¡Para que ruede se ha hecho la pasta!

Myrna:
Que eras rico y ahora estás sin dos pesetas.

Rufi:
No haber comprado tres camisetas.

Eduardo:
Son las cosas, que hoy están de tal manera
que aunque quiera no consigue nadie ahorrar.

Myrna:
Tomar la vida en serio
es una tontería.
Hay que gozarla
y hay que reír.

Rufi:
¡¡Ja, jay!!

Myrna:
Tomar la vida en serio
es una tontería,
pues de un berrinche
puedes morir.

Eduardo:
A veces vives tú sacrificao,
y al conseguir tener un duro ahorrao…

Rufi:
Te piden dos retratos;
¡ya ves el resultao:
dinero que has tirao!…
Tomar la vida en serio
es una tontería.
Hay que gozarla
y hay que reír.

Myrna y Eduardo:
¡Plin!
¡A mí, plin plin plin!
¡A mí, plin plin plin!…

Myrna:
Tomar la vida en serio
es una tontería,
pues de un berrinche
puedes morir.

Eduardo y Rufi:
¡Plin!
¡A mí, plin plin plin!
¡A mí, plin plin plin!…

Los tres:
¡Hay que tomarla a broma!
¡¡Hay que vivir!!

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Baile tirolés (Nº9)

Una tirolesa:
El baile tiro-tirolés,
qué fácil y bonito es.
Se dan de bofetadas
muy contentos, como ves.

Todos:
El baile tiro-tirolés
requiere ritmo y tafetán,
que a veces te equivocas
y en la boca todas te las dan.
(Bailan la típica danza tirolesa de las bofetadas.)

Rufi:
– (Hablado.) Hombre, les voy a preguntar un “¿Qué le dijo?” ¡A ver si lo
saben!

Mudir:.
– ¡Bah! ¡Eso se pasó ya de moda! Lo que ahora se estila es un “¿Qué
contesta?” Verán ustedes. (Fuerte en la orquesta.)

Hablado sobre la música:
(A Otto.) ¿Qué te crees que contesta Fritz si le preguntan por qué se puso tan contento cuando el médico le dijo que tenía una cosa de hígado?

Todos: (Cantado.)
¿Qué contesta?

Otto:
– Pues contesta…, pues contesta que se puso muy contento porque la cosa que tenía de hígado era una lata de “foie-gras”.

Rufi:
– Vamos a ver, Fritz. ¿Qué te crees que contesta una mujer muy celosa cuando el marido le pide permiso para irse solo a los toros?

Todos: (Cantado.)
¿Qué contesta?

Fritz;
– Pues contesta…, pues contesta que como es muy celosa, no le deja ni a sol ni a sombra.

Todos: (Cantado.)
¡Otto y Fritz,
Otto y Fritz,
son dos tipos populares!…
Y hoy me voy
a reír
con los cuentos de Otto y Fritz…

Rufi:
– ¿Qué te crees que contesta un mozo de almacén después de haberse pasado el día atando paquetes?

Todos: (Cantado.)
¿Qué contesta?

Otto:.
– Pues contesta…, pues contesta que cuando llega la noche está ya loco. ¡Pero loco de atar!

Eduardo:
– Vamos a ver, Otto. ¿Qué te crees que contesta Fritz a un almacenista
de patatas si le pregunta en qué se parecen?

Todos: (Cantado.)
¿Qué contesta?

Otto:
– Pues contesta…, pues contesta… que él cuenta cuentos y él vende patatas para la misma cosa: para que se monden.

Todos: (Cantado.)
¡Otto y Fritz,
Otto y Fritz,
son dos tipos populares!…
Y hoy me voy
a reír
con los cuentos de Otto y Fritz…
¡Otto y Fritz,
Otto y Fritz,
son dos tipos populares!…
Y hoy me voy
a reír
con los cuentos de Otto y Fritz…

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Aquélla noche en El Cairo (Nº10)

Eduardo:- (Hablado sobre la música.) Sé que cuando pasen los años y esta
aventura se haya borrado de tu memoria, mi música llevará a tu corazón el recuerdo del hombre que más te ha querido… ¡Óyela ahora!… Es como tú: apasionada y sensual, triste y alegre a la vez. La titulo “Aquella noche de El Cairo”…

Martha:.
– ¡Aquella noche de El Cairo!…
(Eduardo empieza a tocar con el violín una melodía que Martha oye llena de emoción.)

Martha: (Cantado.)
Tu melodía llega a mí.
y en mi recuerdo evocará
que en el ambiente abrasador
de aquella noche tropical
sentí en mi sangre su calor
en un momento sentimental.
Noche de El Cairo.
llena de hechizo,
noche que embrujas
como un bebedizo.
Bajo el silencio
de tus estrellas
aprisionó mi boca
y yo cerré los ojos…
y el alma le entregué.

Vicetiples:
¡Noche que embrujas
como un bebedizo!

Martha:
Aprisionó mi boca
y yo cerré los ojos
y el alma le entregué.
¡Noche de El Cairo,
darte al olvido jamás podré!…
(Al terminar el número, Martha y Eduardo quedan abrazados en el fondo.)

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