ladronas de amor cantables

LADRONAS DE AMOR
Zarzuela futurista en dos actos
Texto original de José Muñoz Román y Francisco Alonso
Música de Francisco Alonso

PERSONAJES Y REPARTO
CLEO / PROFESORA …………………….MARUJA TOMÁS
MARCIALA ……………………………. ISABELITA NÁJERA
VENUSIANA/GAONITA/CONSEJERA 1.ª ……………. ELSIE BAYRON
PRESIDENTA ……………………………. ISABEL LORENTE
MARISCALA /MINUTA …………….. CARMEN DE LEÓN
ENGRACIA ……………………………….. CARMEN OLMOS
DOCTORA/JEFA DE ORDEN PÚBLICO/LOCUTORA ……. CARMEN TUDELA
CONSEJERA 2.ª/SUBDIRECTORA DE TRÁFICO …. CHARITO ÁLVAREZ
INSPECTORA 1.ª …………………..MARGARITA ARRANZ
INSPECTORA 2.ª …………………………… LAURA GÓMEZ
ATILANO ……………………….. JOSÉ ÁLVAREZ «LEPE»
MELASIO ………………………………….. PEPE BÁRCENAS
ANTOLINO …………………………………… LUIS HEREDIA
BUTARRADONA ……………………… RAFAEL CERVERA
CIENFUEGOS ………………………….. ANTONIO BURGOS
NEMESIO / BRÍGIDO ……………………….. JULIO NADAL
SEBASTIÁN ………………………….. RAFAEL GALLEGOS
GUARDIA 1.ª ……………………………….. JUAN EGUILUZ
GUARDIA 2.º …………………………. JOSÉ LUIS OZORES

Estrenada el 22 de marzo de 1941 en el Teatro Martín de Madrid.

SINOPSIS
Interior de un Café en un barrio popular del Madrid de finales del mil ochocientos.
Antolino, hijo de Sebastián –el dueño del Café–, ha tenido un desliz con una tal Engracia. Consecuencia del desliz es Atilano, fruto de los amores de la Engracia con Antolino. Pero lo peor es lo que se le avecina al pobre por parte de los progenitores, a cual más bruto, de ambos enamorados.
Melasio –padre de Engracia– llega del pueblo con el propósito nada tranquilizador para Antolino de «arreglar las cuentas» al seductor
de su hija, para lo cual trae un garrote que pondría los pelos de punta al propio Cid Campeador.
Antolino echa unas gotas de de «Marmotina» en el café que va a tomar
Melasio. La «Marmotina» es un extraño producto que el que lo ingiere entra en profundo letargo de una duración proporcional a la cantidad ingerida de ese brebaje: cada gota hace que una persona se quede en estado cataléptico durante dos años.
Por error, quien se bebe el café –¡con medio frasco de «Marmotina»!– es Antolino, que al instante queda dormido profundamente.
Melasio, al darse cuenta de que Antolino es el objetivo de su ajuste de cuentas y ver que se ha dormido, bebe también del mágico producto para
permanecer dormido el mismo tiempo que Antolino, y así, al despertar simultáneamente, propinarle el garrotazo que le tiene jurado.

ZAPATERO A TUS ZAPATOS
PARROQUIANAS
Este par es muy bonito,
pero no me sienta bien.

DEPENDIENTES
Pruébese otro numerito,
que aún va a hacerle el pie
más chiquitito.

PARROQUIANA 1.ª
¡Cómo aprieta la puntita!

DEPENDIENTA
¿La puntita nada más?

PARROQUIANA 1.ª
El talón también me aprieta
y hasta la lengüeta,
conque tú verás…

ANTOLINO
¡¡Ay, mi madre, qué gachís…
pa ponerle a uno en un tris!!

PARROQUIANAS
Será mejor
que me las pruebe ahora
con el calzador.

DEPENDIENTES
¡Qué guapa está!
¡Es un primor!

PARROQUIANA 1.ª
Este par me está justito.

ANTOLINO
Se lo voy a regalar…

PARROQUIANA 1.ª
¡No me sea tan locatis!

ANTOLINO
Es que yo a usté gratis
la voy a calzar.

PARROQUIANA 1.ª
Una mujer bien calzada
tiene toda la gracia de Dios…
Al cruzar por Madrí
soy orgullo de toos,
¡a unos digo que sí
y a otros digo que no!…
Y al recogerme el vestido
y enseñar de la enagua el bordao…

PARROQUIANAS
Un poquito na más
y con mucho cuidao.

DEPENDIENTES
¡Qué bonita que vas!
¡Ay, quién fuera a tu lao!

PARROQUIANA 1.ª
…Solicitan aquí un huequecito
y me ofrecen cariño y parné.

ANTOLINO
Yo te doy un cariño muy grande.

PARROQUIANA 1.ª
¡Amos, ande,
cállese…!
Zapa–zapa–zapatero,
calme usté sus arrebatos;
no se meta a farolero,
zapatero, a sus zapatos;
que cuando un hombre me gusta
no se me escapa jamás:
con que le enseñe un palmito
y apriete el pasito
se viene detrás.

PARROQUIANAS
Zapa–zapa–zapatero.

DEPENDIENTES
¿Qué?

PARROQUIANAS
Calme usté sus arrebatos.

DEPENDIENTES
Es que de veras te quiero.

PARROQUIANA 1.ª
¡Zapatero, a tus zapatos!

PARROQUIANAS
Que cuando un hombre me gusta
no se me escapa jamás:
¡con que le enseñe un palmito
y apriete el pasito
se viene detrás!

Siglo XXIV. Las habitantes del planeta Venus –que sólo son mujeres– han invadido la Tierra y se han llevado a todos los hombres, dejando a las terrícolas completamente solas y con la desesperación correspondiente.
En unas excavaciones arqueológicas encuentran a un hombre de unos cuarenta años, que resulta ser Atilano, el hijo de Engracia y Antolino.
Atilano, ya de mayorcito, también probó la «Marmotina»; y ésa es la causa de que cinco siglos más tarde vuelva a la vida activa al despertar de su letargo. Ni qué decir tiene que las mujeres de la tierra se lo rifan. Cunde entonces la noticia de que han aparecido tres nuevos durmientes: una mujer –la Engracia– y dos hombres –Melasio y Antolino–.
Cleo, una venusiana que ha llegado para parlamentar, se disputa con Marciala –una terrícola– el amor del único hombre que hay en la Tierra. En una fuga precipitada, huyendo del «fuego» de la mujer terrícola, Atilano, Engracia, Antolino, Melasio y Cleo –la venusiana– se van al planeta Venus. Al final, las mujeres de la Tierra invaden Venus y recuperan a sus hombres.

HORAS LOCAS DE PASIÓN
CLEO
Todo se resuelve;
es cuestión de audacia
y de usar el arma femenina
de la diplomacia.

ESCOLTA
Piden que los hombres
vuelvan a la Tierra.

CLEO
¡A saber
si ahora alguno va a querer volver!
Venus es de los hombres
el paraíso tentador;
todo está en mi planeta
sólo dispuesto para el amor.
Bocas que sonríen
para que sonrías
y ojos que prometen, cariñosos,
dulces alegrías.
Un feliz ensueño
lleno de quimera,
que ha de ser
eterna primavera
del placer.

ESCOLTA
Quiero
ver en ti grabadas
plácidas sonrisas,
lánguidas miradas,
tímidas caricias
y un suspiro que se escapa
desde el fondo de tu ser,
que al ver, mujer, tu boca
siento
pícaros anhelos,
ímpetu amoroso,
vértigo de celos,
cálidas delicias
y un deseo de tus besos
que hasta el alma me hace arder.

CLEO
¡Horas locas de pasión
en que creí
morirme de ilusión
y a ti te di
con ciego frenesí
mi corazón!…

ESCOLTA
Horas locas de pasión
en que viví
por una eternidad,
y tuyo fui
temblando de ansiedad.

CLEO
Horas locas de pasión
que son pecado y tentación.
Horas locas de pasión
en que creí
morirme de ilusión;
y a ti te di
con ciego frenesí
mi corazón
en horas de pasión
que son pecado y tentación.

ESCOLTA
Horas locas
que perfuman
nuestra vida…
Horas locas
que se esfuman
sin querer
nunca más volver.

EL ÚLTIMO VARÓN SOBRE LA TIERRA
CLEO
¡Tú vas a ser para mí, chulapo!…

MARCIALA
¡Por ti yo empeño el somier, so guapo!

MINISTRAS
Dueño serás
de mi querer,
chulo castizo.

ATILANO
Si hay quien dé más;
yo estoy de non
y me cotizo…

MARCIALA
¿Qué precio te aplicarás?

ATILANO
La tasa.

CLEO
Doy doble que las demás.

ATILANO
¿Qué pasa?

MINISTRAS
¡Yo por ti voy
a hipotecar
hasta mi casa!

ATILANO
¡¡Mucho cuidao,
porque ya estoy
muy trabajao!!…

MUJERES
La comisión
de un barrio popular
al último varón
viene a admirar.
Y ha reclamao,
al ver que estás jamón,
que si te han racionao
nos den ración.

MARCIALA
¡Vaya un mirar
que tiene este manús!…

CLEO
¡Lo voy a conquistar
en un decir Jesús!…

ATILANO
¡Están por mi pa un patatús!

CLEO
A ti, a ti, Atilano,
a ti te quiero, moreno,
y a ti te pido, tirano,
de tus besos el veneno.

MARCIALA
A ti, a ti, Atilano,
te miro y quedo alelá…

ATILANO
A mí, a mí, si seguís así,
la avitaminosis me da.

TODAS
¡¡Atilano!!
¡¡Mi moreno!
¡¡A ti te pido, tirano,
de tus besos el veneno!!

ATILANO
A mí, a mí, amigüitas,
cuidao con un servidor.

CLEO,MARC. Y MIN.
A ti, a ti, Atilano, a ti
te daré mi encanto mejor.

MUJERES
¡Eres chulo, mi flagelador!

MARIDITO MÍO
PROFESORA
Debe estudiar
esta lección
la que pretenda conquistar
de su marido el corazón.

ALUMNAS
Hay que saber…,
no hay que olvidar…,
que con sus mimos la mujer
consigue al hombre esclavizar.

PROFESORA
Toda la que quiera a su marido retener,
siempre cariñosa y zalamera debe ser.
Maridito sí,
maridito, no,
no me dejes si ves que suspiro;
Maridito, no,
maridito, sí,
si, gachona, en tus ojos me miro;
que atraerte
sólo espero…
¡Quiéreme con fatigas de muerte,
que es así
como a ti
yo te quiero…! ¡Ay!

ALUMNAS
Maridito, sí,
maridito, no;
no te vayas que muero de celos…
Maridito, no,
maridito, sí,
si no apagas mis locos anhelos.

PROFESORA
El consuelo
de mis penas
es que el ansia que abrasa mis venas
con tus besos vendrás a calmar.

EL ACHICHARRÉN
VENUSIANA
Achichárrame tú,
con tu ardiente mirar;
calma ya la inquietud
que me quiere matar.
¡Achichárrame tú!…
ponte serca, sielo mío,
porque siento mucho frío;
no me trates con desvío
que yo sueño con tu amor.
Soñé
que una noche de amor
y delirio sensual
de mi boca eras dueño.
Sentí
de tu cuerpo el calor,
y en pecado mortal
desperté de aquel sueño.
Mi bien,
ven aquí junto a mí
porque lejos de ti
yo me muero de frío.
Tu amor su calor me dará…
¡Anda, apaga la lú
y achichárrame ya,
achichárrame tú!…

MOROS DEL RIF
MORO 1.º
Moro del Rif
batallador,
me cantaba mi mora al formar
en el tabor;
moro del Rif,
vete a luchar,
que la vida no tiene valor
sin pelear.

TODOS
Moro del Rif
batallador,
no te pienses que al verte marchar
voy a echarme a llorar de dolor.
¡Ve valiente a luchar,
que sabré yo esperar,
y al volver vencedor,
darte, moro del Rif, mi amor!…
Lleno de fe por el honor
de España combatí,
bajo los rayos de aquel sol
pensando siempre en ti.

MORO 1.º
Vuelvo, morita,
de la campaña
para decirte
que el suelo de España
supe regarlo
con sangre mora
bajo la enseña bendita
de la Cruzada Salvadora.

TODOS
Vuelvo, morita,
para ser tuyo
ahora que puedes
decir con orgullo
que por España,
Madre querida
dimos la vida
los moros del Rif.

MORO 1.º
Por tu cariño
quise la gloria
y entraba en combate
pensando en la victoria.

TODOS
Fue tu recuerdo
dentro del alma,
como la estrella
que a mí en el combate
me guiaba.
Vuelvo, morita,
de la campaña,
etc., etc.

BLUES
VENUSIANA
Sonó en el jazz
de tu canción
el ritmo loco y burlón…
¡Ay, negro!…,
¿por qué te di
mi corazón
al son de aquella canción,
que con su melodía
me despertó en el alma
una pasión
por la que fui
tan sólo para ti.
Y hoy siento al escucharla
honda melancolía,
pues la canción
hoy trae a mí
ecos de tu traición.
Olvidar…, olvidar quisiera yo;
olvidar que mi vida destrozó
aquella melodía,
que despertó en mi alma
una pasión, por la que fui
tan sólo para ti.
¡Ay, negro!