El secreto de la Cibeles (1920)
Género: Disparate mitológico en un acto.
Texto: Joaquín Vela y Ramón María Moreno.
Música: Francisco Alonso.
Estreno: 21 de mayo de 1920, en el Teatro Novedades de Madrid.
Intérpretes del estreno: María Lacalle (Kiriki 1, Melpomene, El alma madrileña ), Vicente Aparici (Bolchevique 1, Barrendero 1), Vicente Gómez-Bur (El vaudeville, Apolo, El que conoce a las mujeres, Barrendero 2) , Manolo Cumbreras (Nemesio), María López Martínez (Paca), Rosario Aracil (Cibeles), Sr. Alares (Aquilino), Srta. Cortés (Kiriki 2, ), Srta. Perales (La opereta, Forjadora 1), Sr. Guillot (Baco), Sr. Codorniú (Júpiter). Escenógrafo: Tomás Gayo. Sastrería de la viuda de Izquierdo. Construcción: Ricardo Frowen. Compañía de Vicente Aparici.
Sinopsis: El protagonista de la obra es un zapatero, Nemesio, y su aprendiz Aquilino. Nemesio está harto de Madrid (Cuadro primero: ¡Anda la diosa!) y sueña con volar al Olimpo, para lo cual es ayudado por la diosa Cibeles.
Su primera parada (Cuadro segundo: El tupí de Baco) es en el reino de Baco, que está dormido, y las ninfas entonan una canción en honor al vino. Cibeles le pide a Baco que lleve a los terrícolas a la fiesta de Terpsícore y a la fragua de Vulcano.
Mientras llegan, pasan por la corte de Cupido, donde los Kirikis cantan un cuplé picaresco. En el tupí se encuentran con Talía, diosa de la farsa y el teatro, acompañada por la opereta, el drama clásico, el sainete, y el pequeño cinematógrafo. También conocen a Morfeo y su novia la siesta, que les canta un danzón cubano.
Llega Júpiter en baldaquín y Nemesio le cuenta las miles de cosas agradables de Madrid, a lo que sigue un majestuoso baile chino de Terpsícore.
En La cuadra de Vulcano (Cuadro tercero) trabajan las forjadoras de las flechas del amor y se canta en su honor. Apolo y Melpómene (diosa de la tragedia) regresan de un paseo por Madrid contando los horrores del bolcheviquismo, seres que se comen los sesos de los ricos, todo a ritmo de cuplé.
En el Cuarto cuadro regresan a Madrid, a la Puerta del Sol, donde la Raquel, con cuatro músicos ciegos que tocan un contrabajo, dos violines y un clarinete, les canta un cuplé de moda, el cuplé del Dominico. Finalmente aparece El alma Madrileña con majas, chulas y Manolas y cantan un pasodoble castizo.
Júpiter regresa al Olimpo y Cibeles les cuenta su secreto, siendo honrado y trabajador se puede ser feliz estés donde estés… sobre todo si te toca nacer en Madrid.
Tras 54 representaciones desde su estreno a finales de junio seguía interpretándose en función doble. En la temporada 1920-21 se hace centenaria, contabilizándose 151 funciones.
La escenografía de Tomás Gayo, con construcción de Ricardo Frowen, era espectacular, según las críticas del momento.