La salvación de España (1923)
Género: Disparate teatral.
Texto: Emilio González del Castillo
Música: Francisco Alonso.
Estreno: 22 de septiembre de 1923 en el Teatro Price
Intérpretes del estreno: Loreto Prado (Secretario personal), Lepillo, Enrique Chicote (Cabezón), Señorita Delva (el pajarito del Retiro), Señorita Landaida (La maña), Señorita Melchor, Castrito, Díaz de la Vega, Jefe municipal, Empleados del metro, tanguistas, bañistas…
Loreto Prado y Enrique Chicote, los popularísimos artistas, tan queridos como admirados por el público madrileño, inauguraron ayer tarde su temporada en el Teatro de Price, aportando al cartel varios nombres nuevos en la lista de su compañía y el estreno de La salvación de España, disparate en un acto, dividido en siete cuadros y un prólogo de los señores Castillo y el maestro Alonso.
No necesitaban los aplaudidos comediantes de tantos alicientes como brindaron a sus incondicionales para que estos acudieran en número crecido, como lo hicieron, a tributarles su entusiasta saludo de bienvenida, y Enrique y Loreto pudieron apreciar ayer una vez más el cariño sincero que se les profesa en esta corte al ver el brillante aspecto que ofrecía la amplia sala del circo-teatro de la plaza del Rey.
La salvación de España, como disparate teatral – ¿por qué no revista? ¿Por qué no llamar las cosas por su nombre? – es algo gris, algo que acaso no responde por completo al propósito de su autor, señor Castillo, pero que entretiene muy agradablemente, como revista, por su gran variedad, vistosidad extraordinaria, vivacidad en el diálogo en el que destacan algunas inocentes alusiones al momento actual, y porque se han reunido con verdadero acierto elementos de positiva teatralidad, que Loreto y Enrique han cuidado de servir bien, así como el maestro Alonso, que ha escrito para La salvación de España unos bonitos e inspirados números de música, vaciados en los moldes, del gusto contemporáneo unos y otros de una fuerte originalidad y gran sabor clásico.
De la parte musical, confirmación de la personalidad del maestro Alonso, se repitieron, entre grandes aplausos, un tango argentino y una jota coreada, ambos números de melodías originales y agradables, admirables de técnica y de una vigorosa orquestación; el fox de los monaguillos, el simmy de las bañistas, el número de La prueba de la voz del público, que dirige el maestro Da-capo, crítica de una tendencia modernísima, y el de los gorriones del Retiro, bella y delicadísima romanza que la señorita Delva interpretó con verdadera maestría, luciendo sus excelentes facultades.
Enrique Chicote, en el presidente Cabezón, y Loreto Prado, en un botones secretario particular de aquel, estuvieron sencillamente deliciosos durante toda la obra, y escucharon una calurosa ovación al finalizar el cuadro cuarto de la obra, que constituye un saladísimo diálogo en avión sobre Madrid.
La Melchor, ya ventajosamente conocida del público; la citada anteriormente señorita Delva, que tiene una voz dulce y extensa, y la señorita Landaida, que dijo la jota con sentimiento y bizarría; Castrito, insuperable en el dominio de los tipos que se le encomendaron, así como todos los demás, coros y orquesta, sin olvidar a Díaz de la Vega, trabajaron con verdadero amor por la obra, contribuyendo al éxito favorable y ruidoso alcanzado por todos, a más de dar la impresión de un disciplinado conjunto.
La salvación de España, decorada y vestida con arte y elegancia, llevará mucho público al Price.
Autores y artistas saludaron infinidad de veces desde el palco escénico.
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