La salvación de España o Barcelona sin gobierno (1923)

Género: Disparate teatral
Texto: Emilio González del Castillo
Música: Francisco Alonso
Estreno: 22 de septiembre de 1923 en el Teatro Price
Intérpretes del estreno: Loreto Prado (Lepillo), Enrique Chicote (Presidente Cabezón), Gary Delba (el pajarito del Retiro), Señorita Landaida (La maña), Castrito (El de la voz atiplada), Señor Ortiz (El de los calderones), Paulina Soldevilla, Encarnación Soldevilla, Pilar Soldevilla, Beatriz Gallardo, Díaz de la Vega. Compañía de Prado y Chicote
Sinopsis: Es difícil saber a ciencia cierta de qué iba la obra puesto que el libreto se ha perdido. Sí sabemos que, por su tema básicamente político, Chicote recibió, dos días antes del estreno, la orden de suprimir algunas partes que tocaban las huelgas de Cataluña y la corrupción en su gobierno.
En cualquier caso, como en otras revistas, se suceden los números sueltos con todo tipo de personajes, desde los trabajadores del metro a bañistas, que suponemos que van dando vida al posible programa de gobierno del propio Cabezón.
La pareja protagonista, tan amada y famosa en la época, interpretaba a los dos protagonistas: Chicote al Gobernador y Loreto Prado a su secretario.

A Cabezón le nombran por error Gobernador de Barcelona (de ahí el segundo nombre de la obra). Tras dos números musicales, uno sobre un anuncio del diluvio y otro de la llegada del metro, los barceloneses se ríen del nombramiento de este señor ridículo que se hace el fino y dice saber bailar el tango.
Del número cuatro no nos queda sólo la música, un one-step en arreglo para pianola y que el sacristán y el monaguillo bailaban al son de una caja china.
Siguiendo a este número van un fox con las bañistas de protagonistas, quejándose de los mirones y uno dedicado a las radiotelegrafistas, que pretenden echarse un novio por el aparato.
El número 7 merece un comentario por su modernidad, el maestro Da Capo anima a los espectadores a cantar con él de una manera graciosísima.

A partir de aquí, la Canción del pajarito del Retiro, una jota y una sardana, donde se le pide a Cabezón que salve España y un número final donde todas las regiones le piden lo mismo.
En el Price se dieron 13 funciones para seguir en La Latina con 71, donde compartía cartel con Los chicos de la escuela, de López Torregosa y Valverde.
Del estreno se hizo esta crítica:
«Loreto Prado y Enrique Chicote, los popularísimos artistas, tan queridos como admirados por el público madrileño, inauguraron ayer tarde su temporada en el Teatro de Price, aportando al cartel varios nombres nuevos en la lista de su compañía y el estreno de La salvación de España, disparate en un acto, dividido en siete cuadros y un prólogo de los señores Castillo y el maestro Alonso.
No necesitaban los aplaudidos comediantes de tantos alicientes como brindaron a sus incondicionales para que estos acudieran en número crecido, como lo hicieron, a tributarles su entusiasta saludo de bienvenida, y Enrique y Loreto pudieron apreciar ayer una vez más el cariño sincero que se les profesa en esta corte al ver el brillante aspecto que ofrecía la amplia sala del circo-teatro de la plaza del Rey.

La salvación de España, como disparate teatral – ¿por qué no revista? ¿Por qué no llamar las cosas por su nombre? – es algo gris, algo que acaso no responde por completo al propósito de su autor, señor Castillo, pero que entretiene muy agradablemente, como revista, por su gran variedad, vistosidad extraordinaria, vivacidad en el diálogo en el que destacan algunas inocentes alusiones al momento actual, y porque se han reunido con verdadero acierto elementos de positiva teatralidad, que Loreto y Enrique han cuidado de servir bien, así como el maestro Alonso, que ha escrito para La salvación de España unos bonitos e inspirados números de música, vaciados en los moldes, del gusto contemporáneo unos y otros de una fuerte originalidad y gran sabor clásico.
De la parte musical, confirmación de la personalidad del maestro Alonso, se repitieron, entre grandes aplausos, un tango argentino y una jota coreada, ambos números de melodías originales y agradables, admirables de técnica y de una vigorosa orquestación; el fox de los monaguillos, el simmy de las bañistas, el número de La prueba de la voz del público, que dirige el maestro Da-capo, crítica de una tendencia modernísima, y el de los gorriones del Retiro, bella y delicadísima romanza que la señorita Delva interpretó con verdadera maestría, luciendo sus excelentes facultades.
Enrique Chicote, en el presidente Cabezón, y Loreto Prado, en un botones secretario particular de aquel, estuvieron sencillamente deliciosos durante toda la obra, y escucharon una calurosa ovación al finalizar el cuadro cuarto de la obra, que constituye un saladísimo diálogo en avión sobre Madrid.
La Melchor, ya ventajosamente conocida del público; la citada anteriormente señorita Delva, que tiene una voz dulce y extensa, y la señorita Landaida, que dijo la jota con sentimiento y bizarría; Castrito, insuperable en el dominio de los tipos que se le encomendaron, así como todos los demás, coros y orquesta, sin olvidar a Díaz de la Vega, trabajaron con verdadero amor por la obra, contribuyendo al éxito favorable y ruidoso alcanzado por todos, a más de dar la impresión de un disciplinado conjunto.
La salvación de España, decorada y vestida con arte y elegancia, llevará mucho público al Price.
Autores y artistas saludaron infinidad de veces desde el palco escénico.«