Las lloronas (1928)
Género: Historieta cómio-lírica-vodevilesca en un prólogo y dos actos.
Texto: Joaquín Vela y José López Campúa.
Música: Francisco Alonso.
Estreno: 19 de octubre de 1928, en el Teatro Romea, de Madrid.
Intérpretes del estreno: Celia Gámez (Agripina, Rata de hotel, Inglesita, la del Bohío, Rosa de francia, Camarera); Antoñita Torres (La capitana, Criolla, Rosa de Francia); Conchita Constanzo (Amarinda, La secretaria del Derviche, Rosa de Francia); Conchita Rey (Sarita, la del Bohío 2, Rosa de Francia); , Amparo Taberner (Àfrica y Rosa de Francia); Faustino Brentaño (Hércules Lacuerda); M. Ozores (Pairocinio Meléndez); Lepe (Alcibiades Mala), Sr. Ramper (Deroiche de Kamel y Tío Vicente); Viiches (Luquitas). Sastrería de la Casa Paquita de Barcelona con figurines de Álvaro Retana. Decorados: Bulbena y Manén y Muela. Corerografía: Luis Roberto.
Sinopsis: Agripina es la directora de un balneario especializado en tratar a hipondríacas (las lloronas). Para curarlas, les aconseja música, deporte y amor. En él se desarrollan las aventuras grotescas y humorísticas de un joven madrileño, convertido por casualidad en nuevo rico y padrastro de una criatura alegre y confiada, que le lleva a recorrer y sortear dificultades en el alegre balneario de mujeres abiertas al placer.
Las lloronas cuenta con un libro que mezcla elementos del vodevil y de la revista y que resulta discretamente picaresco, con chistes de buen gusto, alejados del humor burdo que solían ofrecer algunas obras similares.
Entre los alegres números musicales del género, escritos por el Maestro Alonso, se aplaudieron con especial entusiasmo el «Foxtrot de los ratas de hotel», la sensual «Java del marco», una simpática «Marcha de los soldados de plomo», el «One-step de la cocteleras», el «Foxtrot de la receta» y el «charlestón del pingüino». No faltaron, naturalmente, el garboso chotis madrileño y el pasodoble a ritmo de marcha.
La presentación fue espectacular con figurines de Álvaro Retana y escenografía de Bulbena, Marcén y Muela.
El éxito alcanzado por Las lloronas en el teatro de la madrileña calle de Carretas trajo consigo, el 16 de noviembre de 1928, el consabido banquete de homenaje a los autores, al que asistieron más de 300 comensales, entre los que destacó la presencia de Amadeo Vives.