Me acuesto a las ocho

Me acuesto a las ocho (1930)

El número de los pijamas

Género: Historieta cómica en dos actos.
Texto: Joaquín Vela y José López Campúa.
Música: Francisco Alonso.
Estreno: 29 de noviembre de 1930, en el Teatro Romea de Madrid.
Intérpretes del estreno: Perlita Greto (Kati, la de la canción), Reyes Castizo «La Yankee»  (la del golf, un jockey, la de la bulería, directora de las armónicas), Amparo Taberner (venustiana, la del golf), Concha Rey (Angelina, un jockey), Conchita Constanzo (Alicia, pyjama), Rosita Ortega (Paquita, Porfiria), Blanca Rodríguez (Alodia), Joaquín Valle Hijo (Policronio Popelín), Lino Rodríguez (Albino Seco), Andrés Calvo (Príncipe Tongo), José Vilches (Don Guadalupe), Dionisio Bernal (Akaké), Joaquín Valle (Don Concordio). Decorados de Bulbena, Burmann y Martínez Mollá; Pepito Zamora (sastrería y figurines); Roberto (bailables); Luis González Pardo (dirección de escena); Maestro Faixá (director de orquesta)

Sinopsis: Ambientada en Madrid y en una playa de la costa vasco-francesa, Me acuesto a las ocho, es obra que responde a los estándares de la revista. La obra gira en torno a Popelín, un modisto muy bien platao que se hace pasar por homosexual, cuyo socio es Concordio. Ambos tienen una famosa casa de modas donde trabaja Angelina que, en realidad, es la amante del modisto.
La pareja se fuga al hotel Ville-Jolie-sur-mer para alejarse del marido de Angelina, Albino.

El hotel es regentado por don Guadalupe y sus hijas, que se disfrazan continuamente para que los huéspedes crean que tienen mucho personal.

Albino seguirá hasta Francia a la pareja de infieles y se encuentra allí con personajes desternillantes como el príncipe africano Tongo IV, Akake, su criado y Alicia, una clienta de Popelín.

Todas las confusiones salen a la luz en el último número en el que, entre otras cosas, Albino, inventor de profesión, hará probar a todos su nuevo cóctel llamado «Me acuesto a las ocho».

En el estreno se repitieron los números hasta tres veces y se hicieron 192 representaciones en esa temporada. En el verano del 31 se lleva al Pavón, donde permanece el otoño compartiendo cartel con Las guapas con la compañía de la Gámez y, en la campaña 1932-33 la compañía de la Gámez la lleva al Maravillas, con otras sesenta funciones y un gran éxito.

Un periodista de la época comenzó su crónica diciendo que «lo único importante en las revistas son las segundas tiples, después las primeras y luego todo lo demás». Pero este anónimo comentarista escribió a continuación: «En la obra del sábado lo mejor es la música de Alonso, que se repitió íntegra. Música picaresca y pegadiza».

Otro, que firmaba «Herce», escribió: «El éxito, con ser grande para todos, corresponde en primer término al maestro Alonso, que ha compuesto una partitura alegre y moderna, repetida en su totalidad, y de la que merece destacarse un número en el que el maestro granadino parodia con un fino sentido del humorismo los concertantes de las viejas óperas de Rossini».

Destacaron además un chotis, una canción y unas bulerías gitanas.