Mujeres de fuego (1935)
Género: Fantasía cómico-lírica en dos actos.
Texto: José Muñoz Román y Emilio González del Castillo.
Música: Francisco Alonso.
Estreno:12 de octubre de 1935, en el Teatro Martín, de Madrid.
Intérpretes del estreno: Margarita Carbajal (Ninon), Amparito Taberner (Beatriz, Carmen), Maruja Tomás (Sara), Angelita Navalón (gitana), Luis Heredia (Teo), Pepe Bárcenas (Regúlez), Arturo Lledó (Doroteo), R. Cervera (Orencio). Coreografía de Miguel M. de la Peña. Figurines: Julio Torres. Escenografía: Joan Mora.
Sinopsis. La historia de Mujeres de fuego gira alrededor de la idea de una fábrica de mujeres artificiales, con todos los atractivos de las de carne y hueso, pero sin ninguno de los inconvenientes de las auténticas. Los que pretenden comprar las muñecas son los presos de la cárcel de Córcega cuyo director, Orencio, se traslada a París para su compra con el dinero de éstos.Al ver que éste no regresa sale en su búsqueda Regúlez, un gendarme español.
En París y en la fábrica hay todo tipo de situaciones hilarantes, entre ellas la confusión entre una muñeca y una mujer de verdad, Beatriz.
La revista de espectáculo es un género de características muy concretas, que los libretistas José Muñoz Román y Emilio González del Castillo conocían y sabían manejar muy adecuadamente: un leve hilo conductor que enlaza situaciones y escenarios fantásticos y la inclusión de chistes basados en el equívoco. A ellos hay que añadir la espectacularidad de la escenografía, la belleza indiscutible de vedetes, vicetiples y chicas de conjunto, el escaso vestuario de las damas y la ridiculez y extravagancia de los hombres.
La música también responde a unos modelos conocidos: ha de ser pegadiza, brillante, basada tanto en los clásicos ritmos de chotis y pasodobles, como en los nuevos que van llegando a la escena madrileña desde América (foxtrots, sambas) o de países exóticos.
Mujeres de fuego tiene muchos cuadros y mucha música. Llamaron la atención desde el día del estreno, un vals, una habanera («La mata de pelo»), la «Java de las muñequitas», una «danza apache» y el más espectacular: un pasodoble cantado por cigarreras que es una evocación de la célebre ópera Carmen.
Dos curiosidades sobre esta obra. La primera, que en los carteles se anunció que no se repetiría ninguno de los números, en contra de la costumbre habitual. A pesar de ello, Alonso se vio obligado a repetir el de las cigarreras ante la insistencia del público. La otra era que en un determinado momento, una de las vedetes bajaba al patio de butacas y hacía una fotografía al público, fotografía que al final se proyectaba en el escenario. En un periódico advirtieron del tema a los hombres que usaban como excusa la de quedarse a trabajar en la oficina cuando estaban disfrutando del espectáculo del Martín.
La obra llegó a las 150 representaciones entre octubre del 35 y el 4 de marzo de 1936 con la compañía de Margarita Carvajal. Tras el éxito en Madrid y Barcelona, la obra viaja al Ruzafa valenciano antes de la guerra.