Por si las moscas

Por si las moscas (1929)

Género: Historieta en dos actos.
Texto: Joaquín Vela y José López Campúa.
Música: Francisco Alonso.

Estreno: 30 de octubre de 1929, en el Teatro Romea, de Madrid.
Intérpretes del estreno: Celia Gámez/Perlita Greco (Albertina, Manuela, Asegurada 1), Aurorita Peris (Artemisa), Antoñita Torres (Mis Chinchita), Amparo Taberner (Botones), Concha Rey (Bañista 1), Nena Rubens (Blanquita), Cantera (Purita), Ortega (Modesta, Pollo 1 y 2), Mercedes Brissach (Ana Mari), Lepe (Magallanes), Faustino Bretaño (Cordero), Enrique Povedano (Barón), J. Vilches (Filemón), Sr. Stern (D. Deseado Riesgo), Sr García Morales (Ángel Tirado). Decorados de Bulbena y Martínez Mollá. Sastrería de Thiele y Cornejo. Vestuario de Álvaro Retana. Coreografías del Profesor Roberto. Figurines: Álvaro Retana. Dirección de escena: Luis González Pardo. Dirección musical: Maestro Faixá.

Sinopsis: Por si las moscas es una sociedad de seguros cuyo director se llama Deseado Riesgo. Se hacían seguros de todas clases: «piernas de bailarinas, dedos de concertistas, pies de los ases del football, (…) toreros, accidentes ferroviarios, tocadores de guitarra (…). ¡No hay nada que no pueda asegurarse! ¡Hasta se puede asegurar que pagamos!». La obra incluye dos bailes (blues de los botones y blues de los perritos) cuya razón de ser está en proporcionar colorido visual, con ciertas dosis de nostalgia del mundo circense. Pero el número más espectacular es la apoteosis final, que consiste en un Jazzband a ritmo de fox. En el libreto, lleno de enredos y situaciones inverosímiles (incluyendo un viaje en globo), hay gramolas que combinan sonido e imagen, recuerdos de estrellas de cine, y final feliz: y es que el simpático farsante Cordero (un buscavidas muerto de hambre) consigue un trabajo en un lujoso hotel, en calidad de director de jazzband. Cordero muestra sus dudas a lo que Magallanes, maitre del hotel, le responde: «Con un poco de oído y nociones de batería de cocina, es bastante”, a modo de introducción del número final bailado, en el que intervienen xilofonistas, aseguradas, botones, pollitos, bañistas, clowns, perritos amaestrados, planchadoras y charlots.

¡Por si las moscas! tuvo mucho éxito. Llegó a las 400 representaciones y giró fuera de Madrid al año siguiente, llegando a estrenarse hasta en el Teatro Variedades de Lisboa.

Es una revista de espectáculo montada a lo grande, ingeniosa, simpática y elegante. Hubo quien dijo que rehabilitaba el género. Su música, pegadiza, fresca y ligera pasó enseguida a los pianos y a las gramolas y su «Chotis de la Manuela», alcanzó rápidamente la popularidad y el reconocimiento de los madrileños. Ademas de este número, destacaron el de los baños de sol, el del circo, el de los pollitos, el blues de los botones y una original parodia del cine parlante. Para ellos escribió Francisco Alonso los ritmos de moda (charleston y foxtrot), una clásica mazurca y una serenata de ambiente romántico.

La interpretación de Celia Gámez, que hizo cinco tipos de mujer distintos, fue muy elogiada y la prensa destacó que las chicas de Romea «están monísimas y admirablemente vestidas».