Introducción y canto de Fuencisla – «Palomita zorita, levanta el vuelo (nº1)
Coro:
Llenó los trojes y las paneras
cortando espigas el segador;
oro en el campo, oro en la eras
y oro en las arcas de mi señor.
Cuajada está la rica miés
que pan será luego después.
Mozas 1:
¿Que decíres se dicen por el lugar?
Mozas 2:
¡Que alcaldesa en la fiesta van a nombrar!
Mozas 1:
Si casadas y viudas de acuerdo están.
Mozas 2:
Las solteras de fijo lo pagarán.
Mozas 1:
¿Sabes tú quien será?
Mozas 2:
No lo se, la verdad.
Mozas 1:
Bien pudiera yo ser.
Mozas 2:
¡Vaya usted a saber!
Todas:
¿Quien será, quien será?
Fuencisla:
Palomita zorita
levanta el vuelo
que el palomo que quieres va por el cielo.
Palomita zorita
levanta el vuelo…
Un viejo:
(Cruzando la escena con un saco.)
Con el saco a la espalda
vamos despacio
porque más que la carga
pesan los años.
Fuencisla:
¡Palomita zorita
que vas volando!…
Mozas:
Yo quisiera un novio, que
se mirase siempre en mí
y a lo que pidiera yo
me dijese que sí.
Pero yo no se donde
hallaré ninguno así.
Fuencisla:
Cual palomos ladrones
son los mocitos
y en cuanto pueden
volando se van.
En un revoloteo
roban un beso
y a revolar
¡Palomos que volando se van!
Redova – «Polisón, polisón» (nº2)
Frutos:
Esta es la almohadilla
que tién puesta así
toas las elegantes
que andan por Madrí.
Fuencisla:
¿Y pa que será?
Frutos:
Pues bien claro está.
Pá aumentar un poco
lo que va detrás.
Fuencisla:
¡Jesús que raro es!
Frutos:
¡Pues fíjate y verás!
Fuencisla:
Ya se que han cambiado
traje y peinado
bailes y fiestas.
Frutos:
Las damas he observado
que van compuestas
y descotás.
No bailan ya pavana
ni bailan minué
porque ahora es la redova
su ilusión.
Fuencisla:
¡Ay que revolución!
Frutos:
Y en vez de miriñaque
encima del corsé
se ponen lo que llaman
polisón.
Fuencisla:
Pues no se con que objeto gastarán
las modas de Moscú.
Frutos:
Es pá que no les duela si les dan
pellizcos en el cú…
curú curú curú.
Fuencisla:
Polisón, polisón,
que al saltar bailando la redova vá,
polisón, polisón,
que dá forma a la que es una escoba ba.
Las famélicas
o que estén raquíticas
quedan mórbidas
con el polisón. ¡Pón!
Frutos:
¡Polisón, polisón!
Que es joroba donde el talle acaba ba.
polisón, polisón,
que te emboba y se te cae la baba ba.
Los dos:
Si raquítica
fuese tu constitución
cuélgate de aquí un polisón.
Fuencisla:
Pues poco que han cambiado
traje y peinado
bailes y fiestas.
Frutos:
Las damas he observado
que llevan todas el polisón.
Polisón, polisón,
que al saltar bailando la redova vá.
Jamás, ya se vé.
Si raquítica
fuese tu constitución
cuélgate un polisón.
Concertante «Esta es vuestra casa … Vengo de la Corte … Su majestad habla» (nº3)
Trapa:
¡Paso a la alta dama!
Lepijo:
¡Paso a mi señora!
Montiel:
Esta es vuestra casa
pasad en buena hora.
Trapa:
¡Un sillón lujoso!
Lepilo:
¡Un cojín de seda!
Montiel:
Yo os brindo gustoso
cuanto tenga y pueda.
Maribel:
Vuestra cortesía
me obliga señor.
Montiel:
Vos señora mía
me hacéis un honor.
Todos:
Señora igual que ésta
no he visto jamás
pues viene compuesta
que no cabe más.
Maribel:
Vengo de la corte,
vengo de Madrid;
voy con mis criados a Valladolid,
porque en Valdestillas
quiero en mi vergel
olvidar rencillas
de las camarillas
de doña Isabel.
Montiel:
La corte no es buena.
Maribel:
¡Dígamelo a mi!
La Reina ayer tarde
me habló al despedirme
diciéndome así:
“Contigo me iría
querida tocaya
porque esto hija mía
pasó de la raya.
Que de Bravo anhelo
vencer el dominio
y estoy hasta el pelo
de Sor Patrocinio”.
Los demás:
Le llama tocaya la reina Isabel.
Con Sor Patrocinio se muestra cruel.
Maribel:
Serrano, con su espadón,
¡fanfarrón!
se impone a nuestra nación
con mal fin.
Jamás me ha podido ver
Montpensier
y a mí no me hace tilín
don Juan Prím…
¡Quién pudiera salir de aquí!
Su majestad
habla con mucha razón
dice verdad
pues nuestra corte es cruel.
Nadie le es fiel
más como tiene razón
toda la Nación
pone el corazón
en doña Isabel.
En la Corte de las Camarillas
nadie es noble y fiel.
Toda la Nación
pone el corazón
en doña Isabel.
Todos:
Su majestad, etc.
Montiel:
Yo se de la corte
que tras sus grandezas
oculta pesares,
oculta tristezas;
que miente el amigo
que tiende su mano
y es siempre en la corte
amor cortesano.
Todos:
En todo lo que habla
se oculta el dolor.
Montiel:
Coquetas que hacen sufrir
al reír,
amigo que al bienhechor
es traidor.
Mujer que os hace morir de pesar
y no es capaz de sentir
un amor,
yo prefiero vivir aquí. ¡Ah!
Todos:
Su majestad, etc.
En la corte y su falso mentir
no quiero vivir.
Canto a Segovia (nº4)
Coro:
Paso al adivino que va de camino
y dá por dos cuartos la felicidad.
Si nos ilusiona con su alegre sino,
¡qué importa que luego no sea verdad!
Ginés:
Vengo caminando por la cinta blanca de la carretera,
y traigo ilusiones para quien me aguarda para quien me espera.
Curo el mal de amores, curo los pesares, curo los dolores,
y de magia entiendo y en dos cuartos vendo hierbas de virtud.
Coro:
¿Será verdad?
¿Podrá decir lo que ha de ser en nuestro porvenir?
Si el sino es engañador,
no es novedad pues siempre miente amor
y el acertar no es gran virtud,
el milagro lo hace nuestra juventud.
Viene caminando por la cinta blanca de la carretera,
y no hay moza o mozo que no sienta gozo.
Puede que sea cuento pero en un momento me ha puesto contento,
y eso da salud.
Ginés:
Los secretos del destino he logrado descubrir,
porque soy el adivino que predice el porvenir.
Voy vendiendo la alegría sin hallarla para mí,
y a Segovia he visto un día y a su encanto me rendí;
que si llora el río Clamores yo sus quejas comprendí;
llora regando sus flores y a Segovia dice así:
Segovia de mis amores,
la causa de mis dolores es separarme de ti.
¡Segovia!
Segovia del sol es la novia
por eso al beso de la despedida,
en oro de rayos de sol encendida,
Segovia se viste su traje de novia
y muestra el tesoro de sol de su manto
que es de oro.
¡Segovia!
Coro:
Tiende su manto que es de oro, Segovia.
La Sierra con nieve la viste de novia
y el sol que se abrasa de celos
por eso la envía sus rayos y en ellos un beso.
Ginés:
Segovia nos muestra de luz su tesoro
pues viste de novia con un manto de oro,
Segovia.
Coro:
Florón de Castilla, es una gavilla y un rayo de sol.
¡Segovia!
Dúo – «Todos los que se enamoran de mujeres como ella» (nº5)
Ginés:
Pongo a Dios por fiel testigo
de que no voy a mentir
porque todo lo que digo
lo se a fuerza de sufrir.
Montiel:
Finge dichas adivino
¡Finge!
No te pido lealtad.
¡Miente!
Ginés:
Hoy se cruza en tu destino
la fatalidad.
Montiel:
Dime toda la verdad.
Con ansia daré por ella
una vida de tortura
y bendeciré mi estrella
cegado por su hermosura.
¡Celos sufriré y dolores
por una ilusión tan bella!
De Dios ella es elegida
y en flor cambia cuanto toca
que valen por una vida
besos que son de su boca.
¡Y hasta la muerte la he de amar!
Ginés:
Domina el afán que te ha herido
y acaso el olvido
te cure el amor.
Montiel:
¡Quien huye se entrega vencido
amor nunca teme al dolor!
Ginés:
El sino en tu estrella he leído
escucha si tienes valor:
Todos los que se enamoran
de mujeres como es ella
penas y dolores lloran
y maldicen de su estrella…
Pero es demasiado bella
y al verla otra vez la adoran,
¡Ah!…
Lloran pena y amargura
sufren con dolor eterno
aman y es su amor locura,
llevan un vivir de infierno…
¡Y no la pueden olvidar!
Montiel:
Sabré de esas horas
de esperarla impaciente.
Con un ansia ardiente
de gozar y vivir.
Ginés:
Sabrás de tristezas
que jamás presentías
y noches y días
pensarás en morir.
Montiel:
¡Se cruza en mi camino!
Ginés:
¡Pues teme a tu destino!
Montiel:
¡Amarla es mi sino!
Ginés:
¡Tu sino es sufrir!
Montiel:
¡Todo es mentira!
Ginés:
¡No miento!
Montiel:
¡Ha de quererme!
Ginés:
¡Jamás!
Si no huyes de esa mujer
un dolor llorarás.
Montiel:
Un beso de esa mujer
No se puede olvidar nunca.
Por una ilusión tan bella
yo bendeciré mi estrella
y sabré escalar su altura.
¡Felices los que la adoran!
De Dios ella es elegida
y en flor cambia cuanto toca
que valen por una vida
de ilusión querida
besos que son de su boca
y hasta que muera la he de amar.
Ginés:
Los que de ella se enamoran
penas y dolores lloran
y al verla otra vez la adoran.
Les ciega con su hermosura
sufren un dolor eterno
aman y es su amor locura
llevan un vivir de infierno…
¡y no la pueden olvidar!
Campos, los de Castilla (nº6)
Coro:
Abrasado mi cuerpo
bajo el sol de Castilla,
agotadas las fuerzas
porque es duro segar,
doloridas las manos
con que até la gavilla
solo traigo el deseo
de poder descansar.
Ginés:
Es el triste canto
de los segadores.
Su voz renueva mis dolores.
Venid aquí hermanos
la pena olvidar.
Castilla os ofrece en sus llanos
caminos hermosos que os harán soñar.
Segadores:
La, la, la, la la, la, la, la, etc…
Montiel:
¡Segador! Volverás a tu Galicia
llena siempre de verdor.
¡Segador! Al descanso y la caricia
en los brazos de tu amor.
Maribel:
¡Volverás a tu Galicia
que llorabas al dejar!
Volverás a gozar de la caricia
de tu amor y de tu lar.
Todos:
¡Segador, a Galicia volverás,
Segador!
Montiel:
¡Segador no te olvides de Castilla,
la de noble corazón!
Coro:
Cuando en los manteles
aparezca el blanco pan,
os bendeciremos
recordando vuestro afán.
Partes:
En el surco la semilla
volveremos a sembrar.
¡Segador!
que a los campos de Castilla
hoy envías un adiós
al marchar hacia Galicia,
a los campos castellanos
enviamos nuestro adiós.
Ginés:
Campos, los de Castilla,
llenos de sol y de oro,
tenéis el poder de darnos
amor y hacernos arder,
igual que un beso de mujer.
Todos:
¡Campos los de Castilla
llenos de sol y de oro!
Nos dá pan y amor
y cuna al nacer
Castilla, que es madre y mujer
Segador, no te olvides de Castilla
la del sol abrasador.
Sé feliz, segador.
«De una mujer cuando llora y dúo» (Nº8)
Ginés:
¡Maribel! ¿Porqué lloras?
¿Quién te pudo hacer llorar?
De una mujer cuando llora,
hay que tener compasión.
¡Llanto que cuesta tanto
sale del corazón!
Si ella llora,
es un error preguntar;
que es discreto
su secreto respetar.
y su dolor consolar.
Lágrimas tienen las mujeres
para querer y para odiar.
Lloran con ellas sus quereres
y ellas les hacen olvidar.
¡Hoy a la luz de la luna
perlas tus lágrimas son!
Si pudiera yo venciera
la emoción que apena tu corazón.
Maribel:
¡Cómo me quiere, Dios mío…
y tenerle que engañar!
Hace tiempo que callaba
por ser mujer; pero dentro
de mi alma tengo un querer.
Ginés:
Si pudiese, los tendrías
pobre mujer,
y con ellos dejarías
de padecer.
Maribel:
En ello nunca pensaste
creyéndolo un desatino…
Ginés ¿no lo adivinaste?
¡Qué torpe es el adivino!
Ginés:
¿Qué dices?
Maribel:
Pues ya lo vés.
¡Que yo te quiero, Ginés!
Hace tiempo que callaba
por ser mujer.
Ginés:
No me engañes te lo ruego
No, Maribel.
Maribel:
(Su amor es noble y sincero
al verle me apiado de él
y lucho pero yo quiero desengañar a Montiel).
Ginés:
Yo creo que tú has mentido
que sientes por mí piedad.
Maribel:
Te quiero y he comprendido
lo que es la felicidad.
Ginés:
¡Mujer que tanto he querido
por fin tu amor adivino!
¡Déjame que te hable sin temor
mírame, verás en mí el amor!
Te haré de rosas un nido
y en él no habrá nunca espinas,
que a poder,
mi reina tú has de ser…
¡Mujer que tanto he querido!
Maribel:
Ahora que sé su alegría
siento pesar y temor
y es que al mentir no sabía
que despertaría
tan grande su amor.
Ginés:
Di Maribel que me quieres
dímelo por caridad.
Di Maribel que me quieres.
Maribel:
(No he de decir la verdad.)
Ginés:
Mujer que tanto he querido, etc.
Maribel:
Ginés, mi amor nunca olvido
y tu mí amor adivinas,
¡Quiéreme no sientas más temor!
¡Mírame, verás en mi el amor!
Tendré de rosas un nido… etc…
Coro del pucherazo (nº9)
Ellas:
¡Fuencisla! ¡Fuencisla!
ya es hora de la elección.
De nombrar la alcaldesa
llegó la ocasión,
y aquí traigo el puchero
pa la votación.
Fuencisla:
Traigo aquí mi puchero
con treinta votos
de algunas amiguitas
que convencí,
y si no hay pucherazo
ni hay alborotos
la elección me parece
que espara mí.
Ellas:
Eso es mucho hablar.
Cállate mujer.
Quién irá a triunfar,
pronto se ha de ver.
Fuencisla:
La Carmen, la Rita
o la Nicanora,
Inés la tambora,
Paz la del tejar…
Ellas:
Las cuatro mellizas,
la chica del Tuerto…
Fuencisla:
Como esa se ha muerto
lo que hace es votar.
Ellas:
La nieta de Anguita,
Gertrudis Moreto,
la Justa o la Prieto…
¿Cuál van a nombrar?
Fuencisla:
Dos cosas hay en Segovia,
que son las que le dan fama:
el paño y la alcaldesa
que nombra Zamarramala.
Ellas:
Una de nosotras,
no sabemos cuála,
será la alcaldesa
de Zamarramala.
Y si hay pucherazo,
se vuelca la mesa…
¡Y hogaño no hay alcaldesa!
Fuencisla:
Si no me dan pucherazo
yo soy quien sale alcaldesa.
«Que soy picarona se dice de mí» (nº10)
Maribel:
¡Que soy picarona
se dice de mí!
¡Que soy picarona…
yo creo que si!
Yo voy por el mundo
yo soy lo que fui
y quiero que nadie
se acuerde de mí.
¡Que soy picarona
yo creo que si!
A todos conquisté
y me burlé de cuantos vi.
A todos engañé
y les mentí…
No se por qué seré yo así.
Montiel:
Tus burlas que hieren
no quiero creer,
tus ojos me dicen
que no puede ser.
Me engañas pensando
hacerme sufrir.
Maribel:
Nací picarona
y así he de morir.
Montiel:
¿Qué me importa lo que has sido?
¡Como seas te he querido!
No pregunto ya quien eres
solo te pregunto si me quieres.
Maribel:
No se enfade por que soy burlona.
Montiel:
El que quiere no perdona.
Maribel:
Siempre fui la picarona.
Montiel:
En Segovia así se canta
a la que olvida un querer:
Hazte cuenta que me he muerto
de mi nombre no te acuerdes
hazte cuenta que me he muerto
que tu traición me ha partido
el corazón en el pecho.
¡De mi nombre no te acuerdes
hazte cuenta que me he muerto!
Maribel:
Yo no sé sí te he querido
pero sé que no te quiero;
que mi cariño es veleta
que se mueve con el viento.
¡Yo no sé que te he querido…
Pero sé que no te quiero!
Montiel:
¡Odiarla quisiera
y no puede ser!
Maribel:
¡Me cuesta la vida
perder su querer!
Olvida que puse los ojos en ti.
¡Que soy picarona
se dice de mí!
Montiel:
¿Porqué yo pondría los ojos en ti?
Yo quiero que nunca te acuerdes de mi!
Coro «Hay que abrir de par en par» – Dúo cómico «Alcaldesa me han nombrado» – Coro y Ginés «Por ella no importa la muerte» (nº11)
Coro:
¡Hay que abrir de par en par,
que va a entrar!
Paso franco a la mujer
que va a ser
Alcaldesa del lugar
de Zamarramala
la que puede demostrar
que nadie la iguala.
La tenéis que obedecer,
sin chistar
que alcaldesa viene a ser
del lugar.
Fuencisla:
Esta noche al dar las doce
de alcaldesa me vestí.
¡Ay que si!…
Y reuní a las concejalas
y vinimos hacia aquí.
Como sólo un día mandamos
lo queremos aprovechar
y por eso todas estamos
impacientes por gobernar.
Frutos:
Claro está que salió
buenas trampas me costó.
Fuencisla:
Y no hay en Zamarramala
quien ordene más que yo.
¡Ay que no!…
Alcaldesa me han nombrado,
y la cosa está bien clara;
el alcalde ha terminado
y entregar debe la vara.
Yo seré, con ella, asombro
de Concejo y monterillas
y al primero que se escurra
se la rompo en las costillas.
Frutos:
Esta viene decidida
a buscarnos las cosquillas.
Coro y par.:
Esa, esa, esa,
esa es la alcaldesa
esa, esa
y si a alguien le pesa,
esa, esa
esa es la que a todos va a mandar,
no hay otra que sea más simpática
ni sepa más de cosas de política,
de chismes y de enredos del lugar.
Fuencisla:
He pensado que los hombres,
mientras que yo mande aquí,
¡ay que sí!
solo queden pá los guisos
pá barrer y pá zurcir.
Que después, acunen al niño
y le laven si algo ocurrió,
mientras todas en la taberna
nos jugamos un dominó.
Frutos:
El jugar, lo prohibió
el Gobierno cuando entró.
Fuencisla:
Y al volver, si ellos nos besan,
será la contestación:
¡Ay que no!
Alcaldesa me han nombrado
y la cosa está bien clara
el Alcalde ha terminado
y entregar debe la vara.
Con la vara, mis medidas
tomaré yo en un momento,
que en las arcas, con los fondos,
pienso andar con mucho tiento.
Frutos:
Esta, con las concejalas,
se lleva el Ayuntamiento.
Coro y par.:
Esa, esa, esa,
esa es la alcaldesa, etc.
Gines:
Por ella no importa la muerte.
Todos:
Por ella se entrega
sin miedo a su suerte.
Ginés:
¡Segovia,
escóndela en tu manto de oro
y salva, Segovia,
a la que en mis sueños adoro!
Preludio y danza del peloteo (nº12)
Las alcaldesas «Traigo aquí la hijada» (nº13)
Fuencisla:
Traigo aquí la hijada
pá pinchar
a los tíos roñosos
que no dén
y a los que se acerquen
a mirar
les pincho también.
Coro:
Es fijo, que hogaño
saca un dineral
y al mozo tacaño
le saca el redaño
si no tiene un real.
Fuencisla:
Aunque voy cargada
de plata de ley
el que no dé nada
le clavo la hijada
lo mismo que a un buey.
Coro:
Esa, esa. esa,
esa es la alcaldesa
esa, esa
y si a alguien le pesa,
esa, esa
esa es la que a todos va a mandar,
no hay otra que sea más simpática
ni sepa más de cosas de política,
de chismes y de enredos del lugar.
Segoviano has de vencer
si peleas con afán
que te miran las mujeres
y el Zorra es tu Capitán…
Dale fuerte… etc…
«Bajo el sol que los tortura» (nº14)
Ginés:
Bajo un sol que los tortura, ciegos de polvo y de luz;
arrastrando su amargura como Jesús con la cruz,
van los hombres que esperaban ver triunfante la verdad:
van los hombres que soñaban morir por la Libertad.
¡Blanca carretera, blanca carretera…
por el amor de una ingrata mi vida va prisionera!
Si el dolor no mata, yo verla quisiera
sobre tu cinta de plata; blanca carretera,
mi amor.
Final – «Campos, los de Castilla»
Todos:
Campos los de Castilla
llenos de sol y de oro;
nos dá pan y amor
y cuna al nacer
Castilla que es madre y mujer.
¡Saludad
al que trae a nuestras vidas
horas de felicidad
y nos dá libertad!