La zapaterita partituras

Antón, Antón (nº1)

Todos:
Antón, Antón, Antón, Perulero
cada cual, cada cual
atiende a su juego
y el que no lo atienda
pagará una prenda.

Taravilla:
Santorcaz has perdido.

Santoncaz:
Declaro mi torpeza.

Taravilla:
Pues paga tu tributo
por tu mala cabeza.
Y mírate al espejo
de frente a tu mujer.

Todos:
(Los hace que se miren
y no se pueden ver.)
Antón, Antón, Antón, Perulero
cada cual, cada cual
atienda a su juego
y el que no lo atienda
pagará una prenda.

Padre Calixto:
Lo mejor de la Corte
de Carlos tercero
es Nicolo Janini,
su primer repostero.
Porque haciendo pasteles,
¡válgame el Señor!,
ni el Ministro de Estado
sabe hacerlos mejor.

Taravilla:
A la gallinita ciega
va buscando su mujer
y no encontrarla ya nunca
lo que quisiera él.

Mª Luisa:
El juego ha terminado
porque me aburro yo.

Taravilla:
Su alteza así lo quiere,
y este cuento se acabó.

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Caballero Casanova (nº2)

Todas:
Caballero Casanova
tan gentil y tan galán.

Casanova:
Saludaros es mi orgullo
y el serviros es mi afán.

Todas:
¡Qué cumplido, qué cortés!
Caballero, tanto honor.

Casanova
Es que todo mi fervor
siempre ha sido y ha de ser
ofrecer el homenaje
de mi amor a la mujer.
La mujer, la mujer,
la mujer y el amor.
Tengo un caudal de pasiones
y voy sembrando ilusiones
con este divino derroche de amor.
Para esta sed tan ardiente
eres, mujer, tú la fuente
de eternos placeres y dulce sabor.
La mujer es lo bueno y lo malo,
tormento y regalo,
tortura y delicia;
con su mano el dolor es caricia,
el mal que nos hace se torna en favor.
¡Qué importa la gloria,
qué importa el poder,
mientras haya esa luz hecha carne que llaman mujer!
Son rosas de olor,
son ramas en flor,
mujeres, quereres,
sensual aroma, divinos placeres.
Perfume al herir,
halago al besar:
coquetas, veletas,
nos hacen reír,
nos hacen llorar.

Ellas:
Caballero tan galante
como vos quiere un amante.

Casanova:
Es mi culto la mujer,
mi gloria y mi placer.
¡Ah! Son rosas…

Ellas:
De amor; amor es gozar
locuras, ternuras, soñar
quereres, divinos placeres;
perfuma al herir halaga al besar.

Casanova:
Coquetas, veletas,
nos hacen reír,
nos hacen llorar.

Todas:
Y enamorar.

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Dúo Manola y Casanova (nº3)

Casanova:
Señorita.

Manola:
Caballero.

Casanova:
Escuchadme.

Manola:
Yo, ¿por qué?

Casanova:
Soy el mismo que aquel día
quise hablaros.

Manola:
No lo sé.

Casanova:
Un momento, ya que os veo.

Manola:
No os conozco.

Casanova:
Yo a vos sí.
¿No recuerda?

Manola:
No recuerdo.

Casanova:
En la Iglesia os conocí.
¿No recordáis
que una mañana
rica de sol, llena de aroma,
en el altar de la Paloma
os vi rezar?
¿No recordáis que allá en la Iglesia
alguien, al veros tan bonita,
os ofreció el agua bendita
que al fin quisisteis aceptar?

Manola:
No recuerdo, caballero.
Ni lo puedo recordar.

Casanova:
La impresión que tuve al veros
no es tan fácil de olvidar.

Manola:
Mas es verdad que una mañana
rica de sol, llena de aroma,
en el altar de la Paloma
acaso vos me vio rezar.

Casanova:
Pues ya que tan profundo
el santo amor sentís,
tomad esta medalla
de una Madona de mi país.

Manola:
¿A ver? ¡Qué filigrana,
que esmalte verde y grana,
que precioso rubí!

Casanova:
Más linda que el albor de la mañana.

Manola:
Muy rico es el regalo para mí.

Casanova:
La joya luce más colgada ahí.

Manola:
¿Y como aceptarla sin una razón?

Casanova:
Porque sois la imagen de mi devoción.

Manola:
No se si podré.

Casanova:
Es una oración.
Bella mujer,
rosal de abril, lirio en flor.
Amanecer de un nuevo amor.
Yo quiero ser tu pensamiento,
tu más puro sentimiento,
tu alma y vida quiero ser.

Manola:
Siempre soñé oír palabras así,
tan grato y dulce sabor,
que yo no sé
si lo que siento es amor…

Casanova:
Bella mujer, rosal de abril, lirio en flor.

Manola:
Nueva aurora veo en mi florecer…

Casanova:
Amanecer de un nuevo amor…

Manola:
Yo quiero ser
su más noble pensamiento.

Casanova:
Yo quiero ser
tu más noble pensamiento.

Manola:
Su más puro sentimiento.

Casanova:
Tu más puro sentimiento.

Manola:
Su alma y vida quiero ser.

Casanova:
Tu alma y vida quiero ser.

Manola:
Yo quiero ser
su noble y tierno querer.

Casanova:
Yo quiero ser
tu noble y tierno querer.
Bella mujer.

Manola:
Yo quiero ser.

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El relevo de la guardia (nº4)

Capitán:
Espada, mi gloria y mi ley;
tu cruz es mi fe,
tu temple mi honor.
Bandera: mi orgullo y mi amor,
luchando por ti
defiendo a mi rey.
Mi dama, mi solo ideal.
Tus ojos más bellos que el sol.
A España y a ti soy leal.
Por bravo y gentil
soldado español.
Espada y bandera
que otras tierras saben ganar. Mujer que a mi pecho
tú le das valor y poder,
un mundo, mi amada,
para ti sabré conquistar.
Y a ti, por mi amor,
con todo mi afán
después ofrecer.

Coro:
Espada y bandera
que otras tierras saben ganar.
Mujer que a mi pecho
tú le das valor y poder
un mundo, mi amada,
para ti sabré conquistar,
y a ti, dueña mía,
con mi amor después ofrecer.

Capitán:
Al relevo de la guardia
qué gallardos van
los soldados que, al luchar,
van cantando amores
que un día mejores,
al fin gozarán.

Coro:
¡Al relevo de la guardia
qué gallardos van
los soldados de la escolta
de Su Majestad!

Capitán:
¡Presenten armas!
Espada y bandera
que otras tierras saben ganar.
Mujer que a mi pecho
tú le das valor y poder,
un mundo, mi amada,
para ti sabré conquistar,
y a ti, dueña mía,
con mi amor después ofrecer.

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Canción del espejo (nº5)

Manola:
Hoy te pido
por favor claridad.
Tú, mi espejo,
confidente y amigo,
vas a hablar en secreto conmigo
y a decirme la pura verdad.
Sin engaños
ni temor habla y di
si son bellos
mi cuerpo y mi cara;
si es así
la mujer que él soñara:
dime tú si es así
o no es así.
Ya no sabes hablarme;
espejo claro y fiel.
Ya en ti no sé mirarme,
que ya me miro en él
y me encuentro tan linda
como jamás me vi;
que al mirarle me veo,
pues dentro de mí.
Y descubre mi emoción
en sus ojos al mirar,
todo un cielo de ilusión
lucir, brillar.
Desde ahora te dejo,
espejo claro y fiel;
desde ahora mi espejo
es él y sólo él.

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Minué de los chapines (nº6)

Sany y Pim:
¿Se puede entrar?

Tordesillas:
¿Se puede entrar?

Pasitos:
El recibiros tengo a honor, pasad.

Taravilla:
No está.

Santorcaz:
No está.

Pimentel:
Salió.

Tordesillas:
Salió.

Garabito:
Por alguien vienen.
Ya no me la dan.

Taravilla:
¿No volverá? ¿Qué he de hacer yo?

Tordesillas:
Se fue.

Pimentel:
¡Qué decepción!

Pasitos:
He de esperar que me mandéis.
A vuestros pies ya me tenéis.

Taravilla:
Zapatero, zapatero:
los chapines más bonitos quiero.
De una forma muy sencilla,
con escote, con hebilla
y un lindo tacón.

Pim y Tord:
Zapatero, zapatero;
los chapines más bonitos quiero.

Pasitos:
Muy bonitos.

Garabito:
Muy chiquitos.

Pasitos:
Que esos pies son dos cañamoncitos.

Garabito:
Y en el infierno por su presunción,
las tostarán de fijo el cañamón.

Pasitos:
Pues a tomaros las medidas voy
que el zapatero más cumplido soy.

Ellas:
Pon atención y mide bien,
y si me aprieta, pues me aguantaré.

Garabito:
Si no es un pie,
que es un riñón.

Pasitos:
Yo de tentarlos
siento tentación.
Son treinta y tres.

Garabito:
¡Que tuno es!

Pasitos:
Son treinta y dos.

Garabito:
Señor, señor.

Taravilla:
¿Más alto aún?
¿Qué va usted a hacer?

Pasitos:
Iba a medir
yo no sé el qué.

Taravilla:
Al bailar el minué
con un aire pícaro y pausado,
al galán llevaré
tras de mí cual loco enamorado.

Ellas:
Al bailar el minué
enseñando con gracia este pie,
muy gentil al danzar,
enredado quedará el galán.

Pasitos y Garabito:
Y el pobre al fin caerá.

Todas:
Al bailar el minué
enseñando este pie,
detrás de mi
los hombres llevaré.

Pasitos y Garabito:
Todo la mujer lo ha trastornado;
ya se ve por qué
que lo hacen todo, todo con los pies.

Todas:
Zapateritos como su mercé
no existen dos.

Pasitos:
Y o bien lo sé.

Garabito:
Son Lucifer.

Todas:
Abur.

Ellos:
Adiós.

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Dueto del Soconusco (nº7)

Padre Calixto:
Es muy santa tu intención,
mas no deja de ser chusco
que me digas tu aflicción
mientras tomo el sonocusco.

Manola:
Cualquier sitio servirá
para vuestra reverencia
si el motivo principal
es descargar la conciencia.

Padre Calixto:
Pues ya puedes empezar.
Abre el alma lacerada
y antes debes meditar
mientras mojo la tostada.

Manola:
¡Ya está!

Padre Calixto:
¿Ya está?

Manola:
Ya medité.

Padre Calixto:
¿Dispuesta a la enmienda?

Manola:
¡Ay no lo sé!

Padre Calixto:
¿Eeeeeh?

Manola:
Padre Calixto, me explicaré.
Siento, Padre querido, un ansia loca
que jamás he sentido, y me sofoca
y me sofoca.

Padre Calixto:
¡Cómo está la ensaimada! Me sabe a poca.
Es que está superior.

Manola:
Es hombre enamorado y apasionado
y aunque quiera, no puedo lograr la enmienda,
cuando llega a mi lado.

Padre Calixto:
Me haces tú la merienda
con gran cuidado. Sabe a gloria, señor.

Manola:
Sin su amor yo no puedo ni reír ni llorar,
porque ya no me deja ni un solo momento
sentir ni pensar.

Padre Calixto:
Hoy a medias me quedo;
tampoco me dejas, mujer, merendar.

Manola:
¡Ah! No sé lo que me pasa
con el deseo que mi pecho tortura
y que me abrasa y que me abrasa.

Padre Calixto:
No hay mejor chocolate
que el de esta casa.
¡Qué me abraso, ayayay!

Manola:
No hay hombre más tierno,
como él no lo hay.

Padre Calixto:
Pues este bizcocho,
¡qué durillo está, caray!

Manola:
¡Ah! Yo le quiero, yo le quiero;
estoy mala de querer,
y la cura de mis males
en sus brazos ha de ser.
Si su palabra es veneno,
quiero veneno tomar,
que es un veneno tan bueno
que me quiero envenenar.

Padre Calixto:
Eso es pecado muy grave,
eso es pecado mortal;
tienes que ser, hija mía,
una muchacha formal.

Manola:
Yo me muero, yo me muero:
su querer me va a matar;
en su boca el agua fresca
beso a beso me ha de dar.
Si el quererle me condena,
no lo puedo remediar;
es la condena tan buena
que me quiero condenar.
No hay para mí más que él.
No hay para mí más que él.

Padre Calixto:
Ya lo dijo San Mamés
y San Serenín, que todo nada es;
versículus sexto. Todo tiene un fin,
todo en el mundo se acaba,
todo dura un santiamén,
todo dura un santiamén.
Y el chocolate también.

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Caballero en plaza (nº9)

Taravilla:
Caballero cortesano,
caballero de mi amor,
en la suerte de rejones
el más diestro lidiador.
Lleva un lema
en su estandarte carmesí,
que dice el amor
que siente por mí,
y al pasar, galán y airoso,
brindará
garboso y cortés,
valiente y leal.

Coro:
Y después su corcel montará
inclinando hasta sus pies
la divisa señorial.

Taravilla:
¡Ay!… Con su caballo bayo
clava rejones
y clava de las hembras
los corazones;
altivo y paso a paso
se acerca el toro,
y al resistir a la feroz acometida,
se siente una emoción
que oprime al corazón,
mas el caballo bayo
da un molinete,
y un rejón al relance
clava el jinete
al bravo jarameño
que, en la faena,
tras el caballo bayo
muerde la arena.

Taravilla y coro:
Caballero cortesano,
caballero de mi amor,
en la suerte de rejones
el que clava más alto el rejón,
porque en la lidia de los toros
hace alarde de valor.
Con su caballo bayo
clava rejones
y clava de las hembras
los corazones.
Altivo y paso a paso
se acerca al toro,
y al resistir a la feroz acometida,
se siente una emoción
que oprime al corazón;
mas el caballo bayo
da un molinete,
y un rejón al relance
clava el jinete
al bravo jarameño
que, en la faena,
tras el cabello bayo
muerde la arena.

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Gavota (nº10)

Casanova:
Así es el baile de París
que llama a todos la atención,
y así lo baila en el Trianón,
la Pompadour con el Rey Luis.

Manola:
Con este ritmo de galanteo,
señor abate, todo es discreción;
mas yo quisiera
que este suave discreteo
le dijera mi deseo
al que es toda mi ilusión.

Casanova:
No olvidaré vuestra intención.

Taravilla:
Caballero, caballero,
vuestra linda contradanza
es la que prefiero.

Manola:
Caballero, caballero,
vuestra linda contradanza
bailaré mejor. ¡ah!…
si solo a mi queréis hablar de amor.

Casanova:
¡Qué placer es bailar
y a la vez cortejar a la dama
que se ha de adorar!

Manola:
Cállese, por favor,
que mi mal es saber
sólo amar y sentirlo
mejor que decirlo:
fingir no podré, ni sé.

Ellas:
Es el abate fino y muy cortés.
¡y qué pulido es!

Pasitos y Garabito:
No nos atiende nada
su mercé. No sé por qué.

Casanova:
¡Qué placer es bailar
al compás de la Corre de Francia,
qué lindo compás!
¡Qué placer es besar
a la dama la mano
que es el camino del corazón!

Ellas:
Es sentir este afán
y este pie seductor enseñar
porque también es camino
camino divino de gratas
promesas camino de amor, de amor.

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Fandango (nº11)

Cantaor:
Toma que toma que toma, ¡ay!;
toma que toma que toma, ¡ay!
Dale que dale que dale, ¡ay!;
dale que dale que dale, ¡ay!,
que yo quiero que quieras,
que quieras lo que tú sabes,
que quieras lo que tú sabes.

Tiples:
Toma que toma mi niña, ¡ay!;
toma que toma mi niña, ¡ay!;
toma que toma piñones;
porque me gusta la gracia,
la gracia con la que los comes,
la gracia con la que los comes.

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Cuadro musical y canción de Manola (nº12)

Voz:
Quien no quiere a Manola
de la Arganzuela
no sabe lo que es la gloria
ni lo que es pena.
¡Ay, yo la quiero!,
y si vivo por ella,
por ella muero.

El sereno:
Desde que soy sereno
de la Arganzuela
no hay aquí ni una riña,
ni una pendencia,
ni un amor, ni un cortejo,
ni trapatiestas.
¡Mucha calle es la calle
de la Arganzuela!

Pasitos:
Anda y no demos lugar a que la Ronda
del pecado mortal llegue a esta calle.

Manola:
No estaba a la salida ni ha venido
y ya no sé que hacer.

Pasitos:
Niña, la llave.

Manola:
Si no vendrá; si me olvidó,
me moriré de dolor;
si pronto aquí le vuelvo a ver,
mi sufrimiento trucaré
en placer…
Amado afán de mi ilusión,
no me abandones así.
De mi ansiedad ten compasión,
porque me muero de pesar
sin ti.
La estrella azul de mi querer
ya nunca más brillará,
el fuego aquel que me abrasó
lo apagará mi dolor;
aquel afán que yo sentí
jamás será para mí. ¡Ah!…
La estrella azul de mi querer
ya nunca más brillará,
y el fuego aquel que me abrasó
será cenizas en mi corazón.
Divino afán de mi ilusión,
no me abandones así,
que tu querer no puede ser
de nadie más
y sólo para mí…

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Noche madrileña (nº12B)

Casanova:
Mujeres de España,
las más adorables:
sentires los suyos
que nunca se saben.
Noche, toda llena
de aromas sensuales.
Sois mujer y noche
madrileña, iguales.
Noche perfumada
de clavel y azahar.
Noche, bruja noche,
hecha para amar.
Noche misteriosa,
llena de emoción,
de fervor y hechizo,
sueños y pasión.
Noche alucinante,
celos y traición.
La ronda tras el pecado
que aparta del bien el mal.
Pecado que vas de ronda
por este Madrid sensual.
La reja nidal de amores,
con flores que son mujeres,
mujeres igual que flores.
Noche bruja de Madrid.
¡Ay de mi! ¡Ay de mí!
Hasta el aire tiene
suave y dulce olor,
es Madrid de noche,
festín de amor.
Noche madrileña,
tú has de ser
de mis noches locas, la mejor;
tú has sabido, noche,
conmover el alma mía.
Noches de Venecia y de París,
otras aventuras y otro amor,
noches de alegría;
todo lo daría
por la noche de Madrid.
Todo lo daría yo por ti
y en tus brazos cálidos gustar
un sabor de amor
nuevo para mí.
Noche madrileña
con mirar de luna,
noche que eres una,
llama de placer.
Como tú, mi amada,
como tú, ha de ser.
Noche perfumada,
no te olvidaré.

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Las mayas (nº13)

Coro:
Ninguno de aquí pretenda pasar
sin dar a las Mayas,
lo que haya lugar.
En Mayo, la cruz de Nuestro Señor
ofrece a las Mayas
sus brazos en flor.

Ciego uno:
Dos cuartos por caridad.
Socorran al cieguecito,
que Dios se lo pagará.

Ciego dos:
Bien claro estoy viendo
que nadie da na.

Ciego uno:
¡Buena pantorrilla!
¡Válgame el Señor!

Veneranda:
¡Jesús qué vergüenza!
¡Es usted un bribón!

Taravilla:
Un majo se llevó mi corazón,
pero el majito aquel no lo notó,
y es que los hombres, con sus desdenes,
a menos tienen coquetear,
y a sus cortejos, si les conviene,
los entretienen, y ven y van.

Coro:
Hay que matarlos por embusteros.
Hay que majarlos por majaderos.

Taravilla:
Hay que cogerlos, hay que estrujarlos,
y si nos besan, hay que adorarlos.
Soy Maya de la Arganzuela,
Manola de la Morería,
y petrimete que mire
ya queda tonto toda su vida.

Coro:
Soy Maya de la Arganzuela,
Manola de la Morería.

Taravilla:
¡Arza y hola! Vale un mundo mi Manola,
y si sola piensa hallarla en casa su mercé,
no hay de qué.

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Final (nº13Bis)